La
primitiva casa de Mon Pelat o Mon Pelato, fue posteriormente conocida como casa
Morillo de Latorre (Castejón de Sobrarbe) y después como casa Valenciano. Su
propietario en 1923, Enrique González Fiol, en un relato entre lo real y lo
fantástico, indicó que también era conocida como Casa de las brujas. Estos
nombres diferentes de la casa aluden a su larga historia de la que hoy doy unas
pinceladas, susceptibles de ser ampliadas en un futuro.
En
el año 1486 Johan Giral vivía en la casa de Monpelat,
perteneciente a la aldea de Sarrotila, barrio de Castejón de Sobrarbe. En el
año 1560 se fundó una capellanía en Mon Pelato, con 5000 sueldos de propiedad,
en una pequeña y muy bonita iglesia realizada a mediados del siglo XVI y que
aún se conserva en la actualidad. En 1597 Domingo Giral vivía en Mon Pelat y en
1600 el dueño era Domingo Açenar de Giral. En el año 1644 se documenta Domingo
Giral, de Mon Pelato.
Los
Giral de Mon Pelato llegaron a ser Señores, al 50%, de la localidad de
Borrastre. Fueron prestamistas y tuvieron un alto nivel económico. Así mismo,
había clérigos y posiblemente un notario. En aquellos años la casa también se
llamó Casa de Domingo Giral.
A
principios del siglo XVIII el dueño era Juan Cavero, casado con Ana Escapa. Su
hijo Juan Cavero Escapa, de la casa de Mon Pelato de Latorre, casó en 1747 con
María Arasanz Salinas, natural de La Pardina, barrio de Castejón. En estos momentos
la economía familiar no tenía la bonanza de siglos pasados. En el siglo XVIII,
segunda mitad, se acabó abandonando la denominación de Mon Pelato por la más
amplia de Latorre, barrio de Castejón.
En
1753 se firmó un sorprendente convenio entre los dueños de la casa de Mon Pelato
y el matrimonio conformado por Joseph Monclús e Isabel Anna Pardina, mediante
el cual se comprometían a vivir todos en la misma casa. Todos deberían trabajar
en beneficio de la casa, siendo sustentados en ella, y los hijos dotados al
haber y poder de la casa. Los dueños serían usufructuarios, y en caso de
fallecer, el usufructo recaería en Joseph Monclús y su esposa, quienes
aportaron a la casa sus bienes. En caso de discordia entre ambos matrimonios,
entonces se procedería a la partición por la mitad de la casa y bienes. En 1755
se advierte que hay problemas importantes entre los dos matrimonios, haciéndose
la situación insostenible.
En
el año 1763 Ana María Cavero Arasanz fue nombrada heredera por sus padres,
contrayendo matrimonio con Martín Morillo Broto, natural de Banastón. Los
problemas en la casa iban a más, quizá debido a los acuerdos de 1753. En 1769
hubo un “alboroto” y se procedió a la prisión de Martín Morillo, con
aprehensión de sus bienes sitios y muebles. Además, para colmo de desdichas, su
casa principal y la de su familia se quemó; se les echó de ella y se les
desposeyó de sus bienes que luego recuperaron, al menos en parte.
En
el año 1798 Josef Morillo Cavero, heredero de la casa, contrajo matrimonio con
Raymunda Lisa y Maza de Lizana, natural de Banastón. Los dueños de la casa se
siguieron apellidando Morillo hasta finales del siglo XIX, si bien la economía
familiar cada vez estaba peor. En 1894 la situación era insostenible, con casi
todo el patrimonio empeñado. Entonces, los dueños, Antonio Morillo Lascorz y su
esposa Andresa Pascual Oliván, procedieron a la venta condicional de casa y
tierras a favor de José González Giménez y su esposa Desamparados Fiol Esteve,
vecinos de Valencia. Fue una venta especial puesto que los vendedores podrían
vivir en la casa hasta el final de sus días, recibiendo sustento y obligándose
a trabajar los campos, y su hija sería dotada por los compradores, en una
cantidad de dinero estipulada en la compraventa.
A
partir del año 1915 rige la casa Enrique González Fiol, escritor y periodista,
residente en Madrid. Heredó los bienes que habían sido de sus padres.
Enrique
González Fiol normalmente residía en Madrid, si bien pasaba temporadas en su
casa sita en el barrio de Latorre, perteneciente al municipio de Castejón de
Sobrarbe. Él siempre dijo que era de Castejón de Sobrarbe, oriundo de una de
sus aldeas, ocultando que residía en el barrio de Latorre.
González
Fiol fue un hombre culto e inteligente, de ideas innovadoras, dejando una
extensa e interesante obra literaria, habiendo en ella algunas referencias a
Sobrarbe, como es el caso de un artículo titulado: “La casa de las brujas”.
Como bien dice su autor, en ese relato se mezcla lo real y lo fantástico. La parte
del texto real viene a ser autobiográfica. La casa protagonista (ver fotografía),
es la casa que en aquellos momentos era propiedad del escritor González Fiol,
ubicada actualmente en la aldea de Latorre, primitiva casa de Mon Pelato. Es
muy probable que el padre de E. González Fiol, llamado José González Giménez, hubiera
nacido en la aldea de Latorre, tal y como consta en el relato sobre la casa de
las brujas y en la novela “…Te diré lo
que es amor”, que en parte es autobiográfica. El apellido González se
documenta en Latorre, aldea de Castejón, a finales del siglo XVIII, donde
residían en 1797 Josef González y su esposa Josefa Sánchez. En 1822 José
González estaba casado con María Ximénez.
Desde
el siglo XVIII en la casa de Mon Pelato se sucedieron una serie de desgracias
que pudieron motivar que la gente de la zona pensara que era una casa
embrujada. En la primera mitad del siglo XX la familia de E. González Fiol tuvo
que soportar un conjunto de adversidades acordes con la fama de la casa. Por ejemplo,
la madre de González Fiol falleció al poco tiempo de la adquisición de la casa.
Aunque González Fiol era aparentemente muy racional y creía no creer en las
brujas, después de lo que le pasó a él y a su entorno familiar, cuando menos
surgió la duda. En agosto de 1918 escribió: “Esperando reconstruir mis nervios destrozados por sin número de
contrariedades, llevaba yo -no sé si huido y hastiado de la vida literaria y
periodística-, unos meses refugiado en Castejón de Sobrarbe".
En su relato “LA CASA DE LAS BRUJAS” Enrique González Fiol quiso
terminar con una bonita frase llena de esperanza, que también sirve para
finalizar este artículo: ¡Contra el
verdadero amor no hay nada ni nadie que pueda vencer! ¡Ni las brujas!...
2 comentarios:
Me maravillan tus conocimientos y me pregunto de dónde sacas tanto tiempo para semejantes hallazgos. ¿Te felicito!
¡Gracias!
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