miércoles, 5 de agosto de 2015

Un viejo espantabrujas en Arcusa


 
Antiguamente la superstición en el Alto Aragón alcanzó cotas difíciles de imaginar hoy en día. Se creía que las brujas podían entrar en las casas por la chimenea. Es por ello que las chimeneas antiguas, que eran cilíndricas o troncocónicas, estaban rematadas muchas veces con un rostro fiero para que espantara las brujas y evitara su entrada; de ahí surge el nombre de espantabrujas. En el último tercio del siglo XX se puso de moda poner de nuevo estos monigotes coronando la chimenea o chaminera. Es difícil ver viejos espantabrujas; éste de Arcusa es un buen ejemplar que por su fiereza a buen seguro espantaba bien las brujas.
 

 

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