viernes, 26 de diciembre de 2014

Robo en un huerto de Guaso


En la Ribera de Guaso abundaban los huertos
 
En el lugar de Guaso se reunieron los señores del ayuntamiento con la finalidad de realizar un “juicio corriccional”.

Asistieron, entre otros:

·      Francisco Lacort

·      Antonio Solano, síndico procurador

·      Tiburcio Arcas

·      Antonio Lanao, hombre bueno

·      José Santolaria, hombre bueno

Antonio Cheli solicitó justicia por haber sufrido el robo de judías y cebollas en su huerto. Como consecuencia de la denuncia, la justicia del lugar fue por el pueblo a revisar las casas, entre las cuales estaba la de María Cebollero, esposa de Manuel Bardají. En su casa se halló un saco “con bulto de una fanega de judías” y 64 cebollas. Se le preguntó a María dónde había sacado dichas hortalizas, respondiendo que eran de su huerto. Entonces fue el alcalde junto con el regidor primero a visionar el huerto de María, no hallando ninguna judía de la especie encontrada en la casa, y de las 64 cebollas que se le hallaron en el registro, sólo 4 procedían del huerto de la sospechosa del robo. Se le preguntó a la presunta culpable dónde había estado la noche de autos, a lo que respondió que había dormido en su huerto, algo que resultó poco creíble.
Los encargados de la investigación le dijeron a la sospechosa que no parecía correcto que una dueña de su casa hiciera esas cosas. Finalmente María Cebollero reconoció ser ella la autora del robo y dijo que era la primera vez que lo hacía, y que no se volvería a repetir más, comprometiéndose a pagar la multa que le impusieran. El alcalde la condenó al pago de 100 reales, quedando apercibida que en caso de reincidencia sería castigada criminalmente, con formación de causa. Así lo acordaron los dichos señores, y lo firmaron en el lugar de Guaso, a 5 de agosto del año 1836, siendo testigos Salvador Broto y Ramón Salamón. Firmaron Francisco Lacort, alcalde, y Joaquín Cheli, secretario.  También firmó el testigo Salvador Broto, por él y su “contestigo”.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Ermita de San Antonio, en La Corona de Muro de Roda.


 
En el año 1997 fui a la aldea de La Corona con la intención de ver Casa Oncins, la casa en que nació mi abuela materna. Algún día hablaré de esta bella casa, que ya no existe puesto que se llevaron hasta las piedras, mediante la acción de pala y camiones. Lo que pasó en el antiguo concejo de Muro de Roda es un auténtico desastre patrimonial. Había casas impresionantes de las que no ha quedado ningún resto. Recuerdo mi primera visita a Ministirio y el impacto que me causó el ver unas casas que llevaban muy dignamente el abandono, todas ellas con enlosados gigantescos y perfectos, y sólidas bóvedas. Eran casas sorprendentes, reflejo de una arquitectura popular en piedra.

En la aldea de La Corona hubo una ermita dedicada a San Antonio, de la que no queda nada, ni piedras, puesto que la rapiña humana actuó sobre ella. Por suerte, en el mencionado año 1997 realicé una fotografía de una interesante y alargada piedra que estaba en el muro de la ermita, junto a la entrada. Dicha piedra presentaba un conjunto de grabados en los que abundaban las cruces inclinadas, habiendo algunos trazos de interpretación más compleja. Sirvan estas líneas para su recuerdo.

domingo, 7 de diciembre de 2014

El precio de un embarazo





El día 12 de noviembre del año 1821 presté yo Manuel Lacambra, de Castejón, a Josef Cosculluela, del mismo Castejón, 13 duros de plata para dárselos éste a una chica de Jerbe, por pago de un embarazo que le hizo su hijo”.
En los libros de cuentas de los prestamistas se anotaba detalladamente la cantidad de dinero prestada e incluso muchas veces se indicaba el destino del dinero, como en este caso. No sólo se prestaba o fiaba dinero. A veces se trataba de productos agrícolas como trigo, cebada, carrón, vino etc.