En la revista religiosa “La Cruz”, de ámbito nacional, apareció publicado
este artículo que reproduzco íntegramente. Hay interesante información respecto
a cómo eran las celebraciones en Bruis a finales del siglo
XIX.
En el
Alto Aragón, obispado de Barbastro, partido de Boltaña, pueblo de Palo, se
halla a poca distancia de la parroquia, en medio de un delicioso llano, rodeado
de montañas, el magnífico santuario bajo la invocación de Nuestra Señora de
Bruis.
El 21
del pasado Mayo, segundo día de Pascua, formará época de un grande recuerdo en
los habitantes del país; es imposible describir la numerosa romería verificada
en ese día a dicho Santuario, ya sea por lo extraordinario de la concurrencia
en estas circunstancias, cuando tan atrasadas están las labores del campo por
las continuas lluvias, ya por el recogimiento y compostura y devoción con que se
hizo, sin que haya que lamentar desmán algún, como desgraciadamente ha sucedido
en otras partes. Tampoco era de esperar otra cosa de los piadosos y pacíficos
habitantes de esta comarca.
Asistieron
en procesión con sus banderas y estandartes los pueblos de Palo, Ligüerre de
Cinca, Clamosa, Trillo, Troncedo, Formigales, Pallaruelo, Morillo de Monclús,
Charo, Muro de Roda y Mediano, habiendo representantes de los obispados de
Huesca y Lérida, y las provincias catalanas, que tanto se distinguen en esta
clase de manifestaciones. También ocupaban lugar preferente en esta Santa
Reunión los peregrinos de las provincias de Lérida y Tarragona. Tanto fue el concurso
que, a pesar de ser la iglesia bastante capaz, fue indispensable que el orador
sagrado Don Serapio Escalera, regente de Mediano, para poderse dejar oír de
la multitud que llenaba la lonja y sus inmediaciones, se colocara en un púlpito
provisional, junto a la grande portada.
Se acercaron
a la sagrada Mesa más de 300, casi igual número de hombres que de mujeres.
Muchos vinieron de largas distancias.
Doce
sacerdotes, desde muy temprano, se dedicaron a oír confesiones y a reconciliar
a los que confesaron el día antes.
Eran más de las doce cuando concluyó la Misa
solemne, que se cantó a toda orquesta, ostentando el magnífico terno de la parroquial
de Palo, fabricado en Toledo. Y para coronar esta grande festividad, a las tres
de la tarde se dio principio a los ejercicios de las Flores de Mayo, predicando
el Sr. Don Francisco Arias, cura de Escanilla, el que edificó al auditorio,
como lo había hecho su digno compañero de la mañana. –T.S.E.