TURISMO RURAL. CASA LARRIERO DE OLSÓN
jueves, 29 de octubre de 2015
Mano de obra barata; aprendiz de herrero en Lamata
Hoy nos trasladamos al año 1559. Jaime Castán era hijo legítimo y natural de los difuntos Antón Castán, herrero, y Madalena de Sin, cónyuges habitantes que fueron en el lugar de Mediano. En la localidad de Lamata vivía Mateu Climente, herrero, tío suyo. Jaime Castán realizó un convenio con su tío Mateu Climente, por el cual ejercería durante cuatro años como mozo y aprendiz del oficio de herrero, comenzando a contar el tiempo desde el día de San Joan del año 1559. En esos cuatro años al aprendiz se le tendría que dar de comer, beber, calzar, vestir y alojamiento. Además recibiría cada año una camisa nueva, excepto el último año en el que se le habrían de dar dos camisas y además ropa de vestir nueva de paño de casa. El aprendiz se comprometió a desempeñar su labor lo mejor posible y a no irse de la casa sin licencia de Mateu Climente. Fueron testigos del acto notarial los magníficos Joan de Monclús y Pedro de Torres, habitantes en el lugar de Lamata.
miércoles, 21 de octubre de 2015
Los PÉREZ DE ALUJÁN, actual Casa Mur
En la revista “Hidalguía”, número 369, páginas 293-316, Madrid, año 2015,
me han publicado un artículo titulado LOS PÉREZ EN CASA MUR DE ALUJÁN (HUESCA).
A continuación dejo un resumen del artículo:
En la localidad de Aluján, municipio de La Fueva, hay una casa
destacada, conocida como Mur de Aluján. El origen de ella se desconoce, si bien
se puede afirmar que ya existía en el siglo XV. Los Pérez fueron sus dueños
hasta mediados del siglo XVII, documentándose 7 generaciones. Bajo su
influencia la casa fue incrementando su patrimonio y sus dimensiones a lo largo
de los siglos, ganando poder económico y social, como lo reflejan las tres
torres que adornan el conjunto histórico.
Con los Pérez el nombre preferido para el heredero de la casa fue Jorge
(Jorgi-George-Jorge). El heredero se llamó así en cinco de las siete
generaciones registradas del apellido Pérez.
A mediados del siglo XVI aún no estaba definido el escudo de armas
familiar, como lo demuestra el escudo que hay en el exterior de la torre
intermedia. A finales del siglo XVI o principios del XVII, el escudo con el
campo ocupado por tres peras pasó a ser el “logotipo” de los Pérez de Aluján.
Primitivamente los Pérez se enterraban en el cementerio de
Muro de Roda, en un lugar bien definido, junto a la puerta de entrada a la iglesia. A
partir del año 1600 el entierro fue en eclesiástica sepultura. Los testamentos
del siglo XVI corroboran el alto nivel económico de la casa, por ejemplo la
asistencia al entierro de 10 sacerdotes no era habitual, sólo las casas ricas
se lo podían permitir.
Las relaciones de parentesco muestran enlaces matrimoniales con casas
del entorno, de similar nivel económico. Los notarios y los Comisarios del
Santo Oficio estaban emparentados entre ellos.
Las decisiones tomadas a partir del año 1650 por la usufructuaria y la
heredera de la casa hicieron que la riqueza monetaria fuera repartida,
disminuyendo considerablemente el potencial de la vivienda. A partir de
entonces pasó a ser una casa con vocación agro-ganadera.
domingo, 18 de octubre de 2015
Escudo de Francisco Jerónimo de Castro, SEÑOR DE TRONCEDO
Antes de seguir leyendo recomiendo acceder a este enlace: http://gensobrarbe.blogspot.com.es/2015/09/el-corazon-del-senor-de-troncedo.html
Respecto a los Castro, Señores de Troncedo, de momento sólo poseo algunos datos puntuales, de los siglos XV, XVI y XVII.
En el año 1449 Johan de Castro, escudero y Señor de Troncedo, recibió
dinero en forma de censal, prestado por Anthon de La Escalera, escudero,
habitante en Aínsa; censal de 1000 sueldos jaqueses anuales de pensión, con
15000 sueldos de propiedad. En el año 1486 Joan de Castro era Señor de Banastón
.
En el año 1571 Joan de Castro era Señor de Banastón y Troncedo,
domiciliado en la ciudad de Monzón.
En el año 1635 falleció en Roma Francisco Jerónimo de Castro, Señor de
Troncedo. Su corazón fue enterrado bajo una lápida, en la iglesia parroquial de
Troncedo. La lápida se conserva en la actualidad de forma parcial, habiendo un
escudo del cual sólo queda la zona inferior (ver foto que encabeza el
artículo).
Según documentación conservada en el Archivo de los Barones de
Valdeolivos, Casa Ric, sito en Fonz (Huesca), el escudo de los Castro, Señores de
Troncedo era: en campo de plata tres bandas sinoples. Desconozco dónde se
obtuvo esta información.
En los restos del escudo conservado en la iglesia de Troncedo se intuye
que el escudo tuvo forma de corazón, en clara alusión al corazón que se colocó
bajo la lápida. Además, dentro del escudo vemos una banda continua y una partición vertical. En base
a esta información, podríamos describir el conjunto heráldico de esta manera:
Escudo en forma de corazón, partido, 1º y 2º tres bandas. Posiblemente timbre
de hidalguía y lambrequines de cueros recortados, año 1635.
Atendiendo a los esmaltes indicados en el citado archivo, podríamos
describir el escudo así: forma de corazón, partido, 1º y 2º en campo de plata
tres bandas sinoples.
sábado, 10 de octubre de 2015
ALGUNOS DATOS REFERENTES AL SEÑORÍO DE BORRASTRE
A finales del siglo XVI el Señorío de Borrastre pertenecía a Joan Maça de Liçana, de las casas de San Just (San Juste), y a Domingo Giral, vecino de Castillón de Sobrarbe (Castejón de Sobrarbe), residente en la casa de Mon Pelato. Había dos Señores con idénticos derechos, poseyendo el señorío al 50% cada uno. Los Señores tenían una serie de derechos sobre el pueblo, tal y como veremos reflejado en sus tomas de posesión. Además, cobraban anualmente los impuestos señoriales.
En el año 1597, en Borrastre había unas 15 casas habitadas, cuyos
propietarios conformaban el concejo general de los vecinos y habitadores del
pueblo. El concejo estaba integrado por
Joan de Viñueles (jurado del lugar), Joan Ferrer (jurado), Joan de
Lacort (lugarteniente de jurado), Pedro Villacampa (justicia), Pedro Bandrés,
Pedro Franco, Joan de Lacort, Joan de Viñueles menor de días, Antón Ferrer,
Joan Ferrer mayor de días, Pedro Viñueles, Antón de La Cort, Jayme Ferrer
menor, Jayme Ferrer mayor y Pedro Tisner o Cisner, fustero (carpintero). Se
repetían mucho los apellidos, lo que apunta a una elevada endogamia.
En 1597 tomó posesión de la mitad del señorío Domingo Giral de Azenar,
vecino de Castejón de Sobrarbe. Lo hizo en presencia de los integrantes del concejo del lugar de
Borrastre. En señal de posesión, junto con el otro Señor, destituyó del cargo
de justicia del lugar a Pedro Villacampa, y a continuación lo volvió a nombrar,
jurando éste el cargo. El justicia tomó de la mano derecha a Domingo Giral y lo
paseó por el lugar, abrió y cerró algunas casas y mandó parar unas orcas, en
señal de posesión colgaron un paño. Estos actos fueron vistos y tolerados por
todos los asistentes.
En 1597 el concejo de Borrastre, reunido delante de la puerta de la
iglesia, vendió los bienes inmuebles que habían pertenecido al difunto Joan de
Anclada. Joan debía al concejo de Borrastre 600 sueldos jaqueses y de ahí que
sus bienes fueran embargados y luego vendidos a favor de Pedro Franco, por la
misma cantidad adeudada. El embargo y venta fueron autorizados previamente por
los dos Señores del pueblo. Entre los bienes figuraba su casa y diversos
campos, denominados: Al Caxigo de Ballella, Piedra Resa, Castias, La
Coroniella, Las Pereras, Los Patrias (viña), Patreras (viña), A Lo Calçil, La
Real, Moliniello, Sobre Villa y Lo Quello de Las Villas de Villanueba. El
dinero que pagó el comprador se lo había prestado previamente el concejo de
Borrastre.
Los señoríos también estaban sometidos a la compraventa, sirviendo a
veces para paliar la maltrecha economía de un Señor. Por ejemplo, en el año
1644 los herederos fideicomisarios de la hacienda del difunto notario Miguel
Giral, Señor que era de Borrastre, vecino de Castillón de Sobrarbe,
vendieron a Mosén Juan La Cambra, vicario de Castejón, los derechos sobre el
señorío de Borrastre, por un precio de 7000 sueldos jaqueses. Los herederos de
Miguel Giral tenían que hacer frente a diversos pagos, principalmente de dotes,
y con esta venta consiguieron la liquidez que les faltaba. En el año 1649
falleció Mosén Juan La Cambra, Señor de Borrastre, dejando en herencia su
título a su sobrino Juan Antonio Lacambra, heredero de su casa natal en el
barrio de Camporrotuno.
En el año 1650 Juan Antonio Lacambra, habitante en el lugar de
Camporrotuno, barrio del lugar de Castejón de Sobrarbe, tomo posesión del
señorío de Borrastre y sus rentas. En compañía del justicia y jurados del
lugar, y otros vecinos, entró en las casas, abriendo y cerrando puertas, entró
y salió de los campos, huertos y heredades, cavando y recolectando hierbas en los
campos, y ramos de los árboles de los huertos y otras posesiones del lugar de
Borrastre. Todos los asistentes estuvieron de acuerdo con lo realizado. El
Señor confirmó en sus cargos al justicia, baile (alcalde) y demás cargos que
eran nombrados por el Señor del lugar.
En la fachada principal de Casa Cambra de Camporrotuno, en el dintel de
una bella ventana del siglo XVII, hay un escudo e inscripción asociada a él que
dice: JUAN ANTONIO LACAMBRA, SEÑOR DE BORRASTE, AÑO 1676.
El escudo de Juan Antonio Lacambra, Señor de Borrastre, es cuartelado, y
entado en punta. 1º Castillo, 2º cuatro palos, 3º trisquel inscrito en un
círculo, 4º león rampante y contornado. En el entado hay un símbolo, parece ser
el número 2, quizá en alusión a que Juan Antonio Lacambra era el segundo Señor
de Borrastre con el apellido Lacambra. Escudo timbrado con corona abierta.
Llama la atención la presencia de un trisquel celta, símbolo protector que
probablemente fue copiado de otra piedra que vio el que diseñó el escudo. Con
posterioridad esta figura del tercer cuartel fue representada como una rueda,
siendo una deformación del original. En la parte inferior del dintel, en sus
extremos, aparecen dos símbolos más frecuentes en Sobrarbe, como son la
hexafolia inscrita en un círculo y una cuatrifolia en aspa, también inscrita en
un círculo, que a su vez genera una cruz patada.
El título de Señor de Borrastre debió ser vendido por Juan Antonio
Lacambra.
En los años 1686 y 1687 consta como Señor de Borrastre D. Gerónimo
Villacampa, habitante en el lugar de Laguarta. Gerónimo Villacampa era muy rico
y prestaba dinero, y diversos productos,
en distintas localidades, como Secorún, Latorrecilla o Yeba. Gerónimo
Villacampa era hijo de Isabel Maza de Lizana, natural de San Juste.
Como vemos, el Señorío de Borrastre fue pasando por diversas manos,
siendo sus propietarios gentes con alto poder económico que cuando veían
flojear su economía familiar vendían el título (o parte de él) y los derechos
de Señor para obtener dinero con el que afrontar sus deudas.
domingo, 4 de octubre de 2015
La Casa de Mon Pelato, las brujas y Enrique González Fiol
La
primitiva casa de Mon Pelat o Mon Pelato, fue posteriormente conocida como casa
Morillo de Latorre (Castejón de Sobrarbe) y después como casa Valenciano. Su
propietario en 1923, Enrique González Fiol, en un relato entre lo real y lo
fantástico, indicó que también era conocida como Casa de las brujas. Estos
nombres diferentes de la casa aluden a su larga historia de la que hoy doy unas
pinceladas, susceptibles de ser ampliadas en un futuro.
En
el año 1486 Johan Giral vivía en la casa de Monpelat,
perteneciente a la aldea de Sarrotila, barrio de Castejón de Sobrarbe. En el
año 1560 se fundó una capellanía en Mon Pelato, con 5000 sueldos de propiedad,
en una pequeña y muy bonita iglesia realizada a mediados del siglo XVI y que
aún se conserva en la actualidad. En 1597 Domingo Giral vivía en Mon Pelat y en
1600 el dueño era Domingo Açenar de Giral. En el año 1644 se documenta Domingo
Giral, de Mon Pelato.
Los
Giral de Mon Pelato llegaron a ser Señores, al 50%, de la localidad de
Borrastre. Fueron prestamistas y tuvieron un alto nivel económico. Así mismo,
había clérigos y posiblemente un notario. En aquellos años la casa también se
llamó Casa de Domingo Giral.
A
principios del siglo XVIII el dueño era Juan Cavero, casado con Ana Escapa. Su
hijo Juan Cavero Escapa, de la casa de Mon Pelato de Latorre, casó en 1747 con
María Arasanz Salinas, natural de La Pardina, barrio de Castejón. En estos momentos
la economía familiar no tenía la bonanza de siglos pasados. En el siglo XVIII,
segunda mitad, se acabó abandonando la denominación de Mon Pelato por la más
amplia de Latorre, barrio de Castejón.
En
1753 se firmó un sorprendente convenio entre los dueños de la casa de Mon Pelato
y el matrimonio conformado por Joseph Monclús e Isabel Anna Pardina, mediante
el cual se comprometían a vivir todos en la misma casa. Todos deberían trabajar
en beneficio de la casa, siendo sustentados en ella, y los hijos dotados al
haber y poder de la casa. Los dueños serían usufructuarios, y en caso de
fallecer, el usufructo recaería en Joseph Monclús y su esposa, quienes
aportaron a la casa sus bienes. En caso de discordia entre ambos matrimonios,
entonces se procedería a la partición por la mitad de la casa y bienes. En 1755
se advierte que hay problemas importantes entre los dos matrimonios, haciéndose
la situación insostenible.
En
el año 1763 Ana María Cavero Arasanz fue nombrada heredera por sus padres,
contrayendo matrimonio con Martín Morillo Broto, natural de Banastón. Los
problemas en la casa iban a más, quizá debido a los acuerdos de 1753. En 1769
hubo un “alboroto” y se procedió a la prisión de Martín Morillo, con
aprehensión de sus bienes sitios y muebles. Además, para colmo de desdichas, su
casa principal y la de su familia se quemó; se les echó de ella y se les
desposeyó de sus bienes que luego recuperaron, al menos en parte.
En
el año 1798 Josef Morillo Cavero, heredero de la casa, contrajo matrimonio con
Raymunda Lisa y Maza de Lizana, natural de Banastón. Los dueños de la casa se
siguieron apellidando Morillo hasta finales del siglo XIX, si bien la economía
familiar cada vez estaba peor. En 1894 la situación era insostenible, con casi
todo el patrimonio empeñado. Entonces, los dueños, Antonio Morillo Lascorz y su
esposa Andresa Pascual Oliván, procedieron a la venta condicional de casa y
tierras a favor de José González Giménez y su esposa Desamparados Fiol Esteve,
vecinos de Valencia. Fue una venta especial puesto que los vendedores podrían
vivir en la casa hasta el final de sus días, recibiendo sustento y obligándose
a trabajar los campos, y su hija sería dotada por los compradores, en una
cantidad de dinero estipulada en la compraventa.
A
partir del año 1915 rige la casa Enrique González Fiol, escritor y periodista,
residente en Madrid. Heredó los bienes que habían sido de sus padres.
Enrique
González Fiol normalmente residía en Madrid, si bien pasaba temporadas en su
casa sita en el barrio de Latorre, perteneciente al municipio de Castejón de
Sobrarbe. Él siempre dijo que era de Castejón de Sobrarbe, oriundo de una de
sus aldeas, ocultando que residía en el barrio de Latorre.
González
Fiol fue un hombre culto e inteligente, de ideas innovadoras, dejando una
extensa e interesante obra literaria, habiendo en ella algunas referencias a
Sobrarbe, como es el caso de un artículo titulado: “La casa de las brujas”.
Como bien dice su autor, en ese relato se mezcla lo real y lo fantástico. La parte
del texto real viene a ser autobiográfica. La casa protagonista (ver fotografía),
es la casa que en aquellos momentos era propiedad del escritor González Fiol,
ubicada actualmente en la aldea de Latorre, primitiva casa de Mon Pelato. Es
muy probable que el padre de E. González Fiol, llamado José González Giménez, hubiera
nacido en la aldea de Latorre, tal y como consta en el relato sobre la casa de
las brujas y en la novela “…Te diré lo
que es amor”, que en parte es autobiográfica. El apellido González se
documenta en Latorre, aldea de Castejón, a finales del siglo XVIII, donde
residían en 1797 Josef González y su esposa Josefa Sánchez. En 1822 José
González estaba casado con María Ximénez.
Desde
el siglo XVIII en la casa de Mon Pelato se sucedieron una serie de desgracias
que pudieron motivar que la gente de la zona pensara que era una casa
embrujada. En la primera mitad del siglo XX la familia de E. González Fiol tuvo
que soportar un conjunto de adversidades acordes con la fama de la casa. Por ejemplo,
la madre de González Fiol falleció al poco tiempo de la adquisición de la casa.
Aunque González Fiol era aparentemente muy racional y creía no creer en las
brujas, después de lo que le pasó a él y a su entorno familiar, cuando menos
surgió la duda. En agosto de 1918 escribió: “Esperando reconstruir mis nervios destrozados por sin número de
contrariedades, llevaba yo -no sé si huido y hastiado de la vida literaria y
periodística-, unos meses refugiado en Castejón de Sobrarbe".
En su relato “LA CASA DE LAS BRUJAS” Enrique González Fiol quiso
terminar con una bonita frase llena de esperanza, que también sirve para
finalizar este artículo: ¡Contra el
verdadero amor no hay nada ni nadie que pueda vencer! ¡Ni las brujas!...
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