Año 1693. Signo de Pedro
Solanilla, domiciliado en el lugar de Tierrantona, por autoridad Real notario
público por todo el reino de Aragón.
TURISMO RURAL. CASA LARRIERO DE OLSÓN
martes, 25 de junio de 2013
domingo, 16 de junio de 2013
Infanzones de Aínsa en el siglo XV
En
el último tercio del siglo XV la localidad de Aínsa estaba en pleno apogeo. Abundaban
los infanzones, muchos de las cuales eran prestamistas y comerciantes. Desde todos
los puntos de la comarca llegaban vecinos a solicitar préstamos. Los infanzones
de Aínsa estaban “asociados”, formando el denominado “Capítulo de Infanzones de
la villa de Aínsa”.
Listado de infanzones:
Bernat de
|
Altemir
|
Blasco de
|
Bardaxí
|
Martín de
|
Burgasé
|
Martín de
|
Chavierre (Xavierre,
Javierre)
|
Mateu
|
Duesso (Dueso)
|
Pedro de
|
Fanlo
|
Johan
|
Formigos
|
Jaime
|
Garzés (Garcés),
escudero, señor de La Torre de Araguás
|
Domingo
|
Giral
|
Domingo
|
Laballera (La Vallera)
|
Matín
|
Laballera (La Vallera)
|
Bernat de
|
Latre
|
Johan de
|
Latre
|
Johan de
|
Lisa
|
Ramón de
|
Lisa
|
Alfonso
|
Martínez
|
Jordán de
|
Puértolas
|
Salvador de
|
Pueyo
|
Ximeno
|
Puy
|
Johan de
|
Sant Vicent (Sanvicente)
|
Anthón
|
Sant Vicent (Sanvicente)
|
Sancho
|
Sant Vicent (Sanvicente)
|
Johan de
|
Santarromán (Román-Santorromán)
|
Antoni
|
Sassé (Sesé)
|
Johan de La
|
Scalera (Escalera)
|
Jaime La
|
Scalera (Escalera)
|
Miguel de La
|
Scalera (Escalera)
|
Pedro
|
Ximénez de Santarromán (Román-Santorromán)
|
jueves, 13 de junio de 2013
Jesús Cardiel Escapa, maestro
"A mi querida mamá y hermanos, en
prueba del gran cariño que les profeso". "Foto
del día 25 de mayo de 1928 en que terminé los estudios de la carrera del
Magisterio, teniendo 20 años de edad".
|
"Alumnos de la Escuela Normal de Maestros de Huesca en el tercer curso de sus estudios 1926-27". |
Foto del día de la boda, en La Almunia de Olsón, a 26-4-1934 |
Año 1934. Jesús Cardiel Escapa y Elisa Fonseca Norato, delante de la puerta de la escuela de Mondot. |
Foto oficial de boda |
Familia Cardiel-Fonseca, en torno al año 1945 |
Vista parcial de Erípol, año 1934. Foto: Jesús Cardiel Escapa |
Vista general de Erípol en 1934. Foto: Jesús Cardiel Escapa |
En memoria
de Jesús Antonio Cardiel Escapa, hermano de mi abuelo paterno, del cual guardo
buenos recuerdos.
Nacido en casa
Cardiel de Lamata (1908) y fallecido en Zaragoza (1999). Estudió magisterio en
Huesca, acabando la carrera el año 1928. Estuvo de maestro en varias
localidades: Sin, Erípol, Naval, Fabara y Ejea de los Caballeros. Contrajo matrimonio
el año 1934 con Elisa Fonseca Norato, la maestra de Mondot, llegada desde la
provincia de Salamanca. En su juventud dispuso de cámara fotográfica,
conservándose una veintena de cristales con imagen y algunas fotos. En casa oí
decir que lo había pasado mal en la guerra civil, primero acusado por los republicanos
de tener amistad con algunos integrantes de las “fuerzas vivas” de Naval y
después acusado por los nacionales de ser republicano y poseer libros
prohibidos. No sé cuánto de cierto hay en esto, a veces la información
transmitida de forma oral tiene sus inexactitudes. Transcurrió la mayor parte
de su vida en Ejea de Los Caballeros, viviendo sus últimos años en Zaragoza,
acompañado por su familia.
lunes, 10 de junio de 2013
Joan de San Vicente, notario
Año 1469. Signo de Johan de
Sant Vicent, habitante en la villa de Aynssa, notario público por los reinos de
Aragón y Valencia.
sábado, 1 de junio de 2013
Apellidos San Juste y Maza de Lizana, en Abizanda
El apellido Sanct Just, que luego derivó a San Juste, o Juste, se documenta en la localidad de Abizanda desde muy antiguo. Posiblemente el origen del linaje esté en las “Casas de San Juste”, ya deshabitadas a mediados del siglo XVI, ubicadas dentro del monte de Abizanda, al sureste, junto al pantano de El Grado. En el año 1976 aún existía una ermita románica que indicaba el lugar donde estuvo el pueblo, la cual fue dinamitada al año siguiente en unas maniobras militares, acto que denota una elevada incultura.
En el año 1555 había dos familias en
el barrio de Solanilla de Abizanda cuyo dueño se apellidaba Sanct Just; se
trataba de Jayme Sanct Just (sería la desaparecida casa Miterio) y Domingo
Sanct Just, equivalente a la actual casa Fumanal, rebautizada como “La Demba”.
Domingo Sanct Just y su familia
tenían una buena posición económica lo que posibilitó que Miguel San Juste,
hermano de Domingo, estudiara y acabara siendo clérigo. Mosén Miguel San Juste
fundó una capellanía.
La
capellanía de Mosén Miguel San Juste.
La institución de la capellanía, bajo
la invocación de San Juan Bautista, fue realizada en el año 1574, dando fe el
notario Antón Naya, vecino de Castejón de Sobrarbe. Mosén Miguel San Juste,
natural y vecino de Abizanda, viendo su muerte próxima, dispuso que se
celebraran por su alma 175 misas anuales en la iglesia de Santa María la mayor
del lugar de Abizanda, a ser posible en el altar de San Juan. “Deberán ser misas de tabla, es decir, a
título de servicio y no de beneficio”
Nombró como primer capellán de las
misas de tabla a su sobrino Pedro San Juste, estudiante y bachiller en cánones,
hijo de su hermano Domingo San Juste que por aquel entonces era alcalde de
Abizanda. A su sobrino le dejó en herencia el usufructo de sus bienes y una
casa mandada construir por él en el lugar de Abizanda, en Cabo La Peña, junto a
la Iglesia y castillo de dicho lugar de Abizanda, “que limita con casa del reverendo mosén Guillén de Suelves que es rector
de Abizanda, con casa de Pedro Mediano y vía pública”. Mosén Miguel dispuso
que una vez fallecido su sobrino Pedro, el presbítero encargado de la
capellanía tendría que ser el pariente clérigo más próximo descendiente de la
casa de su hermano Domingo San Juste, ubicada en el barrio de Solanilla, la
cual “limita con casa de Domingo Crabero,
casa de los Herederos de Jayme San Juste y vía pública”. “En caso de extinguirse los San Juste y sus
parientes, entonces las misas deberán ser celebradas por el clérigo apto más
viejo y natural de Abizanda”. También quiso que cualquier discrepancia en
el asunto del nombramiento de capellán lo resolvieran sus patrones. Nombró como patrones de la capellanía a su
hermano Domingo (en su defecto a su sucesor) y a los dos jurados de Abizanda,
los cuales recibirían 5 sueldos anuales como pago de su trabajo. El obispado de
Barbastro supervisaría el buen cumplimiento del capellán y por ello percibiría
cinco sueldos anuales.
Para el pago al capellán por la
celebración de las 175 misas, y a los patrones y al obispado por sus servicios,
Mosén Miguel San Juste dispuso que se utilizara el dinero que él había ahorrado
a lo largo de su vida, y que tenía en forma de préstamos o censales a diversos
concejos y particulares. Mosén Miguel había dejado en préstamo 6200 sueldos
jaqueses por los cuales percibía una pensión anual, en concepto de intereses,
de 310 sueldos (5%). Le debían dinero los concejos de Castejón de Sobrarbe,
Escanilla-Lamata, Paúl-Montarnero, Mipanas, Abizanda y Puy de Cinca, y también
varios particulares: Pedro La Olibera, Miguel Buil y Juan Pérez, vecinos de
Abizanda, y Juan de San Mitier, de Lamata.
La llegada
a Abizanda de los Maça de Liçana, también conocidos como Maza de Lizana o,
simplemente, Maza.
Domingo San Juste dejó como heredera
a su hija María la cual contrajo matrimonio con Joan Maça de Liçana, que parece
ser vino desde el valle de Chistau. Este matrimonio nombró heredero a su hijo
Joan Maça de Liçana y San Juste, quien casó con Isabel Pérez, hija del “Señor
de Puyarruego”.
Testamento
de Mosén Pedro Maza de Lizana, rector que fue de Abizanda.
En el año 1605, ante el notario Juan
Aguasca y varios testigos, Mosén Pedro Maza de Lizana, alias San Juste, rector
y vecino del lugar de Abizanda, presentó una plica de papel (su testamento),
cerrada, cordada y con dos sellos alrededor con hilo blanco, impresas con ostia
blanca. El documento no podría ser leído ni publicado mientras él viviera.
En enero del año 1606 falleció Mosén
Pedro. A instancia de Pedro Maza de Lizana, alias San Juste, menor de días,
sobrino del cura, el notario junto con unos testigos se reunieron en la abadía
de Abizanda. Allí, en un aposento junto a la cocina, al cual se accedía por una
sala, estaba en el suelo, amortajado con vestimenta sacerdotal y una cruz en
las manos, el cadáver de Mosén Pedro Maza de Lizana. Pedro Maza, sobrino, dijo
que sospechaba que su tío lo había nombrado heredero de sus bienes y hacienda.
Una vez realizadas todas las formalidades, se procedió a abrir el testamento
sellado. Entre otras cosas, Mosén Pedro dispuso que su cuerpo fuera enterrado
en la iglesia parroquial de Abizanda, al pie de las gradas del altar mayor.
Para los días de su defunción, novena y cabo de año serían llamados a cada acto
diez clérigos y a cada uno de ellos se le compensaría con seis sueldos. Quiso
que le fueran dichas las misas de la novena y también le “lleven candela y añal como es uso y costumbre”. Dispuso que se hicieran
por sus culpas y pecados dos trentenos mayores (60 misas), las misas de las
llagas, de los siete gozos y de la Santísima Trinidad; todo ello pagado con sus
bienes y hacienda.
Dejó, de gracia especial, 500 sueldos
jaqueses, en concepto de dote, a su sobrino Miguel Maza, hijo de Domingo Maza y
Francisca Arnal, “el cual vive en casa de
su hermano Juan Maza”. A su hermana Gracia Maza le donó 100 sueldos
jaqueses. A su sobrino Juan Maza, de la Fuente, le dio 50 sueldos. A Juana de
Serras, su casera, le ofreció la posibilidad de ser alojada y mantenida en la
casa de su heredero y a cambio ella tendría que trabajar en lo que buenamente
pudiera.
Mosén Pedro nombró heredero universal
de sus bienes a su sobrino Pedro Maza de Lizana, hijo de los difuntos Domingo
Maza y Francisca Arnal, vecinos que fueron del lugar de Abizanda. El sobrino
Pedro heredó una casa con patios, en el lugar de Abizanda (actual Casa Carlos),
en la partida llamada La Plaza, “que
limita con vía pública y el barranco de Riazuelo”. El sobrino Pedro también
quedó como propietario de todos los censales, campos, viñas, comandas,
albaranes etc. de su difunto tío.
Conclusiones
Como vemos, en la segunda mitad del
siglo XVI y principios del XVII, los San Juste y después los Maza de Lizana
dominaron económicamente en Abizanda, ocupando los cargos principales en el
pueblo, tanto en lo eclesiástico como en lo civil.
En el siglo XVI, en lo que respecta a
la onomástica, era habitual la repetición de nombres, por ejemplo en las
familias San Juste y Maza de Lizana se repitieron mucho los nombres de Pedro,
Domingo, Miguel y Juan. Esta costumbre ha pervivido hasta etapas recientes.
Los Maza de Lizana y San Juste emparentaron
con casas de alto nivel económico, teniendo predilección por el apellido
Pérez-Périz. Vemos cómo estaban emparentados con los Pérez de Puyarruego, Pérez
de Aluján y Pérez de la Aldea de Puy de Cinca. Quizá los Pérez de este
territorio tuvieran un origen común. En el siglo XVI pertenecían a la “alta
sociedad” sobrarbesa.
El trabajo como rector de una
parroquia estaba muy bien remunerado. Había muchos ingresos monetarios anuales,
sobre todo derivados de las misas por los difuntos. El dinero que obtenía el
rector lo prestaba a concejos y vecinos solventes (con tierras), lo que le
propiciaba una renta anual o beneficio del 5% de la cantidad prestada.
Los curas nombraban heredero de sus
bienes a un sobrino, generalmente al heredero de su casa natal, aunque no
siempre, por ejemplo Mosén Pedro Maza de Lizana mandó construir una casa
torreada que es la que dio en herencia a su sobrino Pedro. Cuando un cura
disponía de mucho dinero prestado en forma de censales, entonces era habitual
que fundara una capellanía con la cual se celebraban misas por su alma y a su
vez el cura capellán era de la familia, con lo que todo quedaba en casa, aunque
a veces no era así. Los curas solían ser enterrados dentro de la iglesia.
En Sobrarbe las grandes fortunas no
salieron del trabajo de la tierra y de la ganadería, sino de los notarios y
clérigos que cobraban mucho dinero por sus servicios. Las casas ricas sabían
esto y procuraban que al menos un hijo estudiara una carrera. Los agricultores
y ganaderos llevaban una vida generalmente sacrificada y la mayoría trabajaban
para poder comer, dotar a las hijas-hijos y pagar los préstamos e impuestos. Casi
todas las casas torreadas se construyeron con dinero ganado por clérigos y
notarios. Las torres defensivas responden a una moda (quizá también a una
necesidad), siendo un símbolo de poder y distinción.
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