martes, 27 de marzo de 2018

Revista Sobrarbe, nº16


El próximo 31 de marzo, a las 12:30, en la Casa de Cultura de Boltaña, se presentará el número 16 de la Revista Sobrarbe, “In memoriam Pepe Gracia”. Esta revista es gratis para los socios del Centro de Estudios de Sobrarbe (CES). La presentación correrá a cargo de Francisco Andrés Lascorz Arcas, presidente del CES, y Manuel López Dueso, coordinador de la revista.

Entrada libre.

CONTENIDO DE LA REVISTA:

·      Manuel López Dueso, “Sobran razones para la memoria”

·      José Luis Acín Fanlo “Escartín, los mosales y el queso”

·      Vicente Baldellou y Lourdes Montes, “Pepe Gracia y nuestras investigaciones arqueológicas”

·      Fernando Biarge López, “Pinturas populares religiosas de Sobrarbe”

·      Adolfo Castán Sarasa, “Gracias amigo”

·      Julio Gavín

·      Manuel López Dueso, “El señor de San Juan de Plan”

·      Eugenio Monesma Moliner, “El cáñamo en el Pirineo”

·      Manuel López Dueso “Aínsa o Boltaña”

·      María Pilar Benítez, Oscar Latás Alegre, “Textos para el estudio de la lengua y la literatura en aragonés: la pastorada de Trillo en Sobrarbe”

·      Ester Díaz-Berenguer, Ainara Badiola Kortabitarte, Miguel Moreno-Azanza, Roi Silva-Casal, Eduardo Puértolas-Pascual, José Ignacio Canudo, “Reconstruyendo un yacimiento de fósiles de vertebrados del Eoceno: los sirenios de Sobrarbe”

 

domingo, 18 de marzo de 2018

CAPÍTULOS MATRIMONIALES. Nombramiento de herederos en CASA ESCALONA DE SIN, AÑO 1729

Matrimonio entre Martín de Campo y Catalina de Mur.

Martín de Campo es hijo legítimo de los ya difuntos Domingo de Campo y Madalena Buil, cónyuges, habitantes en el lugar de Belsierre.
Catalina de Mur, doncella, es hija legítima de Vicente de Mur y la difunta Benita La Bayla. También asisten Antón Escalona, donador, y María de Mur.
La contrayente aporta al matrimonio sus bienes, en especial Antón Escalona le dona todos sus bienes, reservándose el ser señor mayor y usufructuario de ellos mientras viva, disponiendo para su alma, una vez fallezca, 30 libras jaquesas.
El novio aporta al matrimonio todos sus bienes, en especial trae en ganado y mercaderías 165 libras jaquesas que otorgan haber recibido Vicente de Mur y Antón Escalona. Si el contrayente muere sin sucesión y sin hacer disposición de bienes, quiere que 65 libras jaquesas se gasten por su alma, y para la disposición de las 100 libras restantes quiere que se junten y decidan el reverendo Mn. Juan Pérez, presbítero y habitante en Señes, su hermano Domingo de Campo habitante en Salinas de Sin, y Joseph de Campo vecino y habitante en el lugar de Belsierre.
Hay otros capítulos, los habituales.
Notario: Juan Alonso Lascorz, de Labuerda.

martes, 13 de marzo de 2018

LA MEMORIA DE SOBRARBE. Los archivos de las casas de Sobrarbe.


En el último boletín de DARA (Documentos y Archivos de Aragón), Novedades nº 18, páginas 20-21, enero 2018, me han publicado un artículo titulado “La memoria de Sobrarbe”. Agradezco que desde DARA me ofrecieran colaborar con un artículo.

Enlace al boletín:
Los papeles de la Casa: archivos personales y familiares aragoneses.

Este es el texto:

A partir de la segunda mitad del siglo XVI los notarios comenzaron a dar copia en papel de los documentos que generaban, lo que favoreció que se generalizara la creación de archivos familiares.
En la época medieval, y primera mitad del siglo XVI, debió ser poco usual la realización de copias de documentos. En aquellos momentos los asuntos más importantes quedaban reflejados en pergaminos que, en la mayor parte de los casos, fueron reaprovechados una vez que la información que contenían dejó de ser útil.
En Sobrarbe son muy escasos los pergaminos en casas particulares, salvo excepciones, como en una vivienda de Guaso en la que hubo más de medio centenar (ahora están en Barcelona, junto con sus propietarios). En ellos se habla de compraventas, capitulaciones matrimoniales, homenajes al señor del pueblo, préstamos, etc., datados entre 1455 y 1550.
Del siglo XVI al XIX se fue acumulando documentación que se conservaba en un arca, a veces arqueta. Estos papeles eran muy importantes cuando el dueño de la casa era infanzón, porque con ellos podía demostrar una nobleza que le reportaba beneficios económicos y sociales. Los documentos tenían gran valor y estaban guardados bajo llave. A veces los procesos de infanzonía y las compraventas provocaban la transferencia de documentación de una casa a otra, servían para unos y dejaban de tener utilidad para otros.
Antiguamente, los notarios guardaban en su casa los protocolos notariales que iban generando. Los protocolos eran heredados entre familiares notarios, a instancia y mediante aprobación del concejo del que dependían. En la segunda mitad del siglo XIX se crearon los archivos notariales, pero muchos de estos archivos particulares se mantuvieron, al menos en parte. Hay varias familias de Sobrarbe que conservan unos pocos protocolos generados por sus antepasados.
En el siglo XX, la Guerra Civil supuso un momento crítico para estos archivos, muchas familias acomodadas lo pasaron mal e incluso decidieron quemar sus documentos familiares para evitar problemas con los elementos republicanos más exaltados que constituían una minoría, pero a su vez eran los que tenían mayor poder decisorio.
En la zona de Bielsa y Broto la guerra fue más cruenta e incluso, en 1938, fueron incendiadas muchas casas, unos dicen que debido a los bombardeos de los sublevados, otros indican que fue el resultado de una política de tierra quemada aplicada por los que iban en retirada.
Una vez acabada la guerra, la pobreza, a veces miseria, se instaló en el territorio. En muchas casas los papeles viejos dejaron de valorarse, a veces fueron utilizados para encender el fuego, incluso se llegaron a usar como papel higiénico. Algunos archivos se salvaron gracias a que fueron olvidados en la falsa o desván, como algo inútil; en algunos casos las ratas y las goteras deterioraron documentos.
En los años 60 la despoblación se cebó con amplias zonas del territorio. La mayor parte de los que marcharon no se llevaron consigo los viejos papeles. Algunos los quemaron y otros los abandonaron a su suerte. Los anticuarios fueron pasando por las casas abandonadas. Se llevaban también la documentación antigua que luego vendían a precio de papel. Un vecino de Banastón compró, en los años setenta, documentos de casas de Clamosa y Puy de Cinca, en su mayoría del siglo XIX y primer tercio del XX.
En el presente se estiman de nuevo los documentos antiguos, ahora se les da valor económico, histórico y familiar. Hemos pasado al otro lado de la balanza, se valoran tanto que no se considera adecuado que se sepa de su existencia e incluso se cree inapropiado que otros, ajenos a la casa, obtengan información de ella. Conozco varios casos de familias que poseen documentos antiguos y no quieren que sean estudiados.
Tengo la suerte de haber accedido a la consulta de más de 20 archivos particulares, pertenecientes en su mayoría a familias de la mitad sur de Sobrarbe, que es la zona que mejor conozco. Su conservación y amplitud documental difiere mucho de unos a otros. En cuanto al contenido de estos archivos, es de tipo económico y genealógico, reflejando importantes datos de la evolución de la casa y de las personas que en ella vivieron, su estatus social. Abundan los capítulos matrimoniales, dotes, compraventas, ejecutorias y reconocimientos de infanzonía, testamentos, beneficios, censales, etc. A veces aparece otro tipo de información más curiosa como hijos donados, oficios peculiares, contratos para librarse de realizar el servicio militar, etc. Otras veces se conserva información municipal o de los concejos y sus actividades; hay que tener en cuenta que en muchas localidades no hubo archivo municipal hasta llegado el siglo XIX. También es de destacar la correspondencia familiar, y los libros de cuentas, habitualmente ligados a casas con buen nivel económico, generalmente de los siglos XVIII a XX.
En definitiva, los archivos familiares constituyen una herramienta fundamental para elaborar la historia local, contribuyen a un mejor conocimiento del devenir histórico de nuestro territorio.

domingo, 11 de marzo de 2018

Casas y habitantes en el pueblo de Bestué, año 1898



Casa Antón de Mur

Casa Isabelana
 
En el año 1898 vivían en la localidad de Bestué 298 personas, distribuidas en 34 casas, lo que da una media de casi 9 personas por casa. En al menos dos casas había un matrimonio a sobrebienes, lo que justifica la presencia de 18 personas viviendo en una misma casa. Había 14 viudas. El hombre más anciano tenía 84 años, el resto de viejos no llegaba a los 80 años.

Abundaban las casas con nombre de mujer, algo poco usual en la mitad sur de Sobrarbe, parce ser que más habitual en el valle de Puértolas. La razón de ello habría que buscarla en la gran repetición de apellidos, mucha endogamia, unido a la abundancia de viudas que llevaban el control de la casa. El apellido principal del pueblo era Puértolas, el heredero lo portaba en 9 casas.

NOMBRE
NÚMERO DE PERSONAS
Apellido principal
Casa Calisto
18
Garcés
Casa Juan Morillo
8
Puértolas
Casa Petit
7
Puértolas
Casa Capella
9
Puértolas
Casa Grima
7
Puértolas
Casa Lucía
9
Ceresuela
Casa Cazcarreta
7
Cazcarra
Casa La Plaza
10
Ceresuela
Casa Martín
9
Sesé
Casa Garcés
6
Ceresuela
Casa Freñac
11
Escalona
Casa Antón de Mur
18
Puértolas
Casa Mariana
10
Puértolas
Casa Mario
6
Puértolas
Casa Sesé
15
Gistau
Casa Senz
8
Barrabés
Casa Campo
13
Campo
Casa Isabelana
10
Puértolas
Casa Fruto
13
Campo
Casa Duc
3
Comps
Casa Roca
11
Sesé
Casa Tomasa
5
Olivera
Casa Mateu
10
Bresteguí
Casa Mingué
4
Buisán
Casa Bº Vicente
5
Cazcarra
Casa Sastre
7
Puértolas
Casa Escalona
7
Ceresuela
Casa Miguelo
10
Ceresuela
Casa Orosieta
11
Cazcarra
Casa Inés
9
Puértolas
Casa Tabierna
4
Bresteguí
Casa Trallero
9
Bresteguí
Casa Nueva
8
Campo
Casa Rincón
1
Escalona

domingo, 4 de marzo de 2018

El linaje de los Abarca


Piedra armera de los Abarca en Casa Parache de Linás de Broto
A finales del siglo XV los Abarca estaban presentes en Linás de Broto y Aínsa. Los señores de Santa Eugenia, aldea de Linás de Broto, y los señores de Escalona (residentes en Aínsa), llevaban el apellido Abarca.
Los Abarca, señores de Escalona, se documentan en la primera mitad del siglo XVI; con posterioridad el señorío recayó en el barón de Pallaruelo. En 1666 Rafaela de Mur y su marido Antonio Abarca, domiciliados en la ciudad de Huesca, eran señores territoriales de Pallaruelo, Rañín, Formigales, Escalona, Jánovas, San Vicente y otras localidades.
Por otro lado, hay constancia que el señor de Santa Eugenia residió en Linás de Broto a finales del siglo XVI.

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