Tenemos a la vista una carta de
Boltaña, en la cual se nos da cuenta detallada del terrible pedrisco que en la
tarde y noche del trece del corriente descargó sobre aquella comarca.
Los efectos desastrosos de la
calamidad alcanzan a una zona muy extensa en la cual se hallan Arcusa, Castejón
de Sobrarbe, Mediano, Pueyo de Araguás, Laspuña, Escalona, Albella, Planillo,
San Felices, Lacort, Santa María de Buil, Boltaña y otros muchos pueblos, cuyos
términos han sido completamente arrasados, quedando destrozados los árboles y
viñedos, y destruida la cosecha de cereales que levantada ya en los campos fue
arrastrada por el ímpetu de las aguas torrenciales que inundaron huertas y
campos.
El pedrisco duró en algunos pueblos
más de una hora, rompiendo cristales y tejados, y hasta las personas y ganados sufrieron contusiones de consideración, lo
cual no es de extrañar, porque en la mañana del día siguiente se recogieron
piedras que aun pesaban siete onzas (200 gramos).
Son incalculables los daños de esta
gran catástrofe que ha venido a aumentar la miseria que por todas partes nos
invade, y esto demuestra la necesidad urgente e imperiosa de que el gobierno
fomente y desarrolle en grande escala las obras públicas, como único medio de
evitar que más de la mitad de la población de esta provincia perezca de hambre
o emigre a otros países en busca de trabajo.
¿Será motivo bastante poderoso la
desdicha que retratamos para que cesen los apremios y se tenga alguna
consideración con esos desgraciados pueblos?
Artículo
publicado en EL DIARIO DE HUESCA, el 18/7/1878, páginas 4-5