Dibujo del escudo de los Allué que aparece en su ejecutoria de infanzonía del año 1773 |
A mediados del s. XVII, Úrbez de Allué, que tenía la consideración de infanzón, vivía en el lugar de Asín de Broto. Úrbez contrajo matrimonio el año 1651 con Nastasia Viñuales, vecina que era de Borrastre. Años más tarde, en 1688, Úrbez y Nastasia hicieron testamento y dispusieron que sus cuerpos fueran enterrados “en eclesiásticas sepulturas que su casa tiene en el cementerio de la iglesia parroquial del lugar de Asín”. Para cada uno de ellos habría de celebrarse un trenteno mayor de misas (30) y otro menor (15), más 20 misas en otros conceptos (7 de gozos, 5 de llagas, 3 de La Santísima Trinidad etc.). El heredero de la casa también estaba obligado a comprarles sendas bulas de difuntos y a dar tres sueldos por cada uno de ellos para la redención de “cristianos cautivos”. Además, Nastasia quiso que su sobrino cura celebrara por ella otras 30 misas, pagándole 2 sueldos por cada misa. Nombraron heredero universal de sus bienes a su hijo Pedro de Allué.
Pedro de Allué y Viñuales, nacido en 1659, contrajo matrimonio con Ana María Bandrés, de Linás de Broto. De este matrimonio hubo tres hijos: Pedro, Domingo y Pedro José. Al fallecer Ana María Bandrés, Pedro de Allué y Viñuales, en 1697, contrajo segundas nupcias con Ana Isabel López y Laliena, nacida en una casa de infanzones de Bergua. Ana Isabel aportó al matrimonio, en concepto de dote, 1800 sueldos jaqueses, una taza de plata, un lecho de ropa honesto y un arca de pino con su cerradura. En la capitulación matrimonial se dispuso que el futuro heredero de la casa habría de ser necesariamente uno de los tres hijos nacidos en el primer matrimonio.
Fue nombrado heredero Domingo de Allué y Bandrés, nacido en 1687 y casado en 1718 con “Theresa” de Allué, nacida en Otal. Teresa aportó al matrimonio 2000 sueldos jaqueses, una taza de plata, cama de ropa y arca de pino con su cerradura. Todo ello quedó reflejado en un acto notarial en el que actuaron como testigos Mosén Francisco Bandrés y Abarca, rector de Asín y Mosén Pedro de Allué, rector del lugar de Basarán. Domingo y Teresa designaron heredero de la casa a su hijo Pascual de Allué y Allué.
Pascual de Allué, nacido en 1725, contrajo matrimonio en 1750 con Isabel Sesé y Viu, natural de Oto. La boda se realizó en Oto, oficiando la misa el Dr. D. Juan Viu, presbítero, vecino de la villa de Torla, con la autorización de Mosén Miguel Puyuelo, vicario de Oto. Fueron testigos del enlace Mosén Simón Rivera y Mosén Juan Sesé, racioneros. El que oficiara la boda Juan Viu se debe a que la madre de la novia era Isabel de Viu, nacida en Torla. Los Allué de casa Cabalero de Asín estaban emparentados con casas en las que abundaban los clérigos, señal de su buen nivel económico que les posibilitaba que algunos de los hijos pudieran estudiar y luego trabajar como curas en los pueblos del valle. Isabel Sesé aportó al matrimonio, en concepto de dote, 250 libras jaquesas (5000 sueldos), vestidos y jocalias al uso y costumbre de Oto, cama de ropa y arca de pino con su cerradura y llave.
Del matrimonio entre Pascual de Allué e Isabel Sesé nacieron seis hijos varones: Joseph (1753), Pascual (1754), Antonio (1766), Miguel (1768), Benito (1770) y Pedro (1772). Todos ellos, en el año 1773, emprendieron una demanda ante la Real Audiencia de Aragón “sobre la inclusión de su infanzonía”.
Pascual de Allué alegó que “desde tiempo inmemorial y antiquísimo, de cuyo principio no ha habido ni hay memoria de hombres en contrario hasta ahora y de presente sucesiva y continuamente ha existido y existe un casal o palacio de notorios hidalgos del renombre y apellido de Allué, de antiquísima fábrica muy suntuoso y elevado, con algunos baluartes en la parte superior, distribuidos para la defensa, con su muro fuerte que la circunda, y dentro de él una plaza con su jardín y en las puertas principales y piedra angular de ellas, han estado y se hallan grabadas las armas de la referida familia, y lo mismo dentro de dicho palacio, pintadas en cuadro muy antiguo, cuyo edificio ha sido y es el mayor y más suntuoso y elevado de todos los que se han conocido en este pueblo. Dicho casal limita con la plaza principal, campo de Benito Marco y casas de Domingo Doaso. Los dueños y poseedores de él, sus ascendientes y descendientes por recta línea masculina en todo el expresado tiempo han sido y son tenidos, tratados y reputados en dicho lugar por hidalgos notorios de sangre y naturaleza, y descendientes de tales casa y solar conocido. Siempre fueron considerados hidalgos, tratados como tales, disfrutando de todos los privilegios de los infanzones”. “Pascual de Allué y su familia han sido y son patrones de una capellanía instituida en la iglesia de Asín, en la capilla de San Miguel. En la misma iglesia, frente al altar mayor, próximo al presbiterio, han tenido y tienen dos sepulturas en donde se han enterrado y entierran los señores y poseedores de dicho casal o palacio”. Así mismo, Pascual dijo que las familias de su esposa, de su madre, abuela y bisabuela por vía paterna, eran “distinguidas y de hidalgos notorios de palabra y por escrito”. Cuatro testigos corroboraron estas afirmaciones. Actuaron de testigos Pedro Sampietro, labrador, natural y vecino de Asín, de 66 años; Antonio Duaso labrador, natural y vecino de Berroy, de 64 años; Juan Villacampa, labrador, natural y vecino de Asín, de 70 años y Miguel Buysán, natural y vecino de Asín, de 59 años.
Pascual de Allué aportó documentos para probar lo que decía, entre ellos partidas de diversos libros parroquiales y copias de protocolos notariales. El día 14 de diciembre del año 1773, en la ciudad de Zaragoza, se dictó la sentencia del proceso: “Debemos declarar y declaramos que Pascual de Allué y Allué, y sus hijos Joseph, Pascual, Antonio, Miguel, Benito y Pedro de Allué y Sessé, como descendientes del Casal del Apellido Allué del lugar de Asín, han sido y son infanzones de sangre y naturaleza y como a tales se les han debido y deben guardar las exenciones que a los demás hidalgos de este reino. Diose la ejecutoria y pagó los derechos de ella y las costas causadas”. De todos los hermanos que obtuvieron firma de infanzonía, el que ocupó cargos más relevantes fue Antonio de Allué y Sesé: Catedrático de filosofía y teología en la Universidad de Huesca, Limosnero Mayor de S.M., Confesor de la reina María Isabel de Braganza, Obispo de Gerona, Arzobispo de Burgos, Vicario General de los Ejércitos y de la Armada y Patriarca de las Indias Occidentales (1820–1842), falleciendo en Toledo. Fue condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III y de Isabel la Católica, además de la de San Genaro, que le fue otorgada por el rey de Nápoles. Su hermano Miguel fue coronel de los RR. Ejércitos y contrajo matrimonio con María Teresa Jover y Godia, fijando su residencia en Candasnos. Su hermano Joseph fue a vivir a Bandaliés, donde contrajo matrimonio, colocando su escudo de armas en la fachada de la casa de su esposa. La casa de Asín de Broto, casa Cabalero, la heredó Pascual de Allué y Sesé, el segundo de los seis hermanos.
Casa Cabalero de Asín de Broto |
En siglos pasados la sociedad era muy machista; las mujeres estaban poco consideradas y no se les dejaba estudiar una carrera. Ellas podían hacer uso de su infanzonía, pero sus hijos no la heredaban por vía materna. Ello explica que en el proceso de infanzonía sólo se nombren los hijos varones, quedando ignoradas las hijas. La principal motivación para investigar este linaje radica en mi interés por saber de los antepasados de una mujer, precisamente hermana de los seis hermanos arriba nombrados. Se trata de Francisca de Allué y Sesé, casada el año 1785 con Martín de Lisa y Maza de Lizana, heredero de su casa natal en Banastón. Francisca es una de mis antepasadas, concretamente abuela en sexto grado. Con la excusa de las investigaciones genealógicas familiares también se va aprendiendo algo de historia y se rescata del olvido a personas que tuvieron una vida tan interesante como desconocida.