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Formigales y su entorno |
En el año 1791 la situación económica de los vecinos de la localidad de Formigales,
valle de La Fueva, era en líneas generales bastante mala, principalmente debido
a los impuestos excesivos a que estaban sometidos. El rector de la parroquial
de Formigales escribió:
En cuanto a sus bienes,
están gravados con un noveno (pago de la novena
parte de la producción) riguroso que los
tiene en un estado deplorable, con el derecho de plegueras que son una cantidad
fija de trigo puro y cebada; aunque no se recolecte grano hay pe pagar, además
deben dar al Señor dos gallinas por casa. Deducidos diezmo, primicia, noveno,
plegueras, conductas de médico, cirujano, abotecario, albéitar, pechas reales,
simientes, pares... quedará muy poco para comer y vestir, que yo me maravillo
cómo pueden sustentarse, ni aún con el pan de bellotas, mijo, cerollas, adaza,
manzanas, membrillos y cualquier fruta o simiente que tengan que es el pan
usado y que en este lugar se gasta, que por haber visto esto y el modo con que
visten y el trabajo con que viven, desde que llegué a esta parroquia
definí a este país como la quinta
esencia de la Galicia. A todo esto se añade que el arrendador es tan ingrato
que jamás les ha querido prestar para sembrar y aún llevarse el trigo de aquí a
Graus (que estos son los frutos de los arriendos) y siempre lo ha vendido a un
precio excesivo, ni querer guardar en esto las leyes, ni la de querer poner en
el granero tablilla o arancel.
El pueblo de Formigales y otros pertenecientes a la Baronía de
Pallaruelo vivieron en una situación crítica. Los vecinos de estos pueblos fueron
muy remisos a pagar al barón-señor, y se vieron sumidos en varios pleitos, en
el fondo no por rebeldía, simplemente porque no tenían con qué pagar. Por suerte
en el siglo XIX la situación fue cambiando hasta que en 1837 se abolieron definitivamente los señoríos.