Siglos
atrás, cuando se carecía de liquidez, se buscaba dinero prestado, bien en la
modalidad de comanda o en forma de censal. El prestamista cobraba un interés. Lo
normal es que estos contratos se hicieran entre personas que vivían
relativamente cerca. El caso que ahora citaré es llamativo por la lejanía de los prestamistas.
El día 10 de
junio del año 1608, en el lugar de Samitier, Miguel Olibera y Joan López,
vecinos del citado lugar, reconocieron tener en comanda, en favor del abad,
frailes y convento de Nuestra Señora de “Monsarrat”, del principado de
Cataluña, 780 sueldos jaqueses. El documento se hizo ante notario, actuando
como testigos los reverendos Mn. Pedro Just, rector de Samitier, y Mn. Joan
Just, habitante en Arcusa.
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