Carta de Sobrarbe
12/8/1895
Sr.
Director: En este pueblo de Castejón confiábamos, así como en Olsón, Lamata y
otros, en que este año podrían completarse algo las deficiencias de cosechas
anteriores, pero hemos visto en pocas horas nuestro gozo en un pozo por
consecuencia del pedrisco ocurrido el día de Santa Ana, 26 de julio último, que
arrasó los viñedos y concluyó con las hortalizas, que en esta localidad y su
comarca son importantes, porque ayudan mucho al pasar de las casas de
labradores. Cayó en dicho día piedra en abundancia, arrasándolo todo, y
llevando el desconsuelo al vecindario entero.
Hace
dos años que por causas varias, de naturaleza cósmica y meteorológica, no se
cosecha vino en este país; y cuando veíamos en perspectiva una gran cosecha,
cuando comenzábamos a querer medio olvidar nuestros males, en un momento, una
furiosa nube nos segó todas las esperanzas.
¿Qué
nos resta de hacer? ¿Qué haremos ahora en esta comarca? ¿Pagar? ¿Y con qué
pagamos, si es que nada tenemos?
Todos
pensamos en la idea de fomentar las Obras públicas. Tenemos la vista fija en
esa multitud de proyectos que tientan la imaginación de los pueblos, para la
construcción de obras generales, pero no vislumbramos claro el asunto. Tan
desgraciados somos en este país, hasta hoy huérfano de representación, que no nos
queda otro recurso que sufrir callando. Pero las cosas han llegado a un punto
tal, del que no pueden pasar sin grave daño de la población flotante de estos
pueblos que está llamada a desaparecer si no viene algo que destruya la influencia
letal de la escasez que se divisa y de la miseria que pronto señoreará todo
Sobrarbe. ¿Por qué no se emprenden las obras desde Aínsa a Escalona, en aquella
famosa carretera electoral de execrable memoria? ¿Por qué los pueblos no piden
con insistencia que se construya el trozo subastado por Don Antonio de Caso,
desde Escalona a las Devotas, interrumpido contra la voluntad de este señor,
contra sus intereses, y contra los de toda esta comarca? Tan solo con estas
obras habría lo suficiente para sostener las gentes, y evitar la emigración que
amenaza, y que ya ha comenzado a significarse desde seis años acá, porque las
cosechas no acuden, y el labrador perece sin medios de defensa.
Y
hecha la historia de Castejón, queda bosquejada toda la de la histórica comarca
de Sobrarbe, por todos conceptos digna de consideración.
Ya
comprenderá todo el mundo que con este orden de cosas, las cargas públicas y
los compromisos particulares se han hecho aquí imposibles de cumplir. Quiera o
no quiera el fisco, la provincia o el municipio, aquí no se puede hacer efectiva
cantidad ninguna. ¿Cómo, si no hay un maravedí en el país?
Suyo
afectísimo. –J.A. y B. (Probablemente José Albás y Buil)
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