Esta semana he leído un buen libro: “Los
infanzones de Aragón en la Edad Media”, escrito por María Isabel Falcón Pérez.
Los infanzones abundaron mucho en Aragón, “como las
setas en otoño, después de unas lluvias abundantes”. Constituían una nobleza
baja, de segundo nivel, libres de tributo o servicio ordinario al rey. La infanzonía
viene a ser sinónimo de libertad, de ser francos, libres de cualquier mal
fuero, libres de servilismo. Había tres tipos de infanzones: hermunios o de
nacimiento (linaje), de carta (por concesión real a un individuo) y los de
población (colectivos).
Los caballeros eran infanzones con investidura de
armas, dedicados a la milicia. Los escuderos eran infanzones que se preparan
para la investidura de armas. Hay una superioridad del caballero sobre el
simple infanzón, si bien el nombre genérico de infanzón engloba a todos. Todos
los caballeros eran infanzones, pero no todos los infanzones eran caballeros.
Los apellidos tal y como los conocemos hoy se
consolidaron en el último tercio del siglo XIII, momento en el que se pasa de segundos nombres identificadores
de un individuo a un apellido que designa a una estirpe. Se puede afirmar
que las familias se identifican con un apellido desde el siglo XIV.
Los procedimientos medievales de las salvas de
infanzonía eran algo elementales. Se probaba la infanzonía mediante dos
caballeros juradores, consanguíneos del interesado por vía paterna, que ante la
cruz y con la mano en los evangelios afirmaban que el interesado era infanzón y
mostraban, en caso necesario, el casal del que procedía su infanzonía. Este
procedimiento se prestaba a fraude.
Los datos sobre infanzones en la Edad
Media fueron obtenidos por Mª Isabel Falcón en el Archivo de la Corona de Aragón
(ACA), Registros de cancillería, 1-2358, salvas y privilegios de infanzonía. Mª
Isabel no pudo consultar cerca de 300 procesos de infanzonía del s.XIV; no se
lo permitieron alegando mala conservación (otras dos personas con más
influencias sí que tuvieron acceso). Es una pena que se ponga trabas a los
investigadores y haya discriminaciones.
En cuanto a los infanzones de Sobrarbe
en la Edad Media, se puede afirmar que hubo muchos en el norte de la comarca (valles del Pirineo) y
pocos en el centro y sur. Los hubo en muchas localidades: Aínsa, Araguás,
Ascaso, Asín de Broto, Belsierre, Bestué, Bielsa, Boltaña, Broto, Buesa, Buil,
Buisán, Castejón de Sobrarbe, Dueso, Espierre, Fanlo, Gistaín, Isuerre, Charo,
Laspuña, La Isuala, Labagüerre, Linás de Broto, Monclús, Muro Viejo, Muro de
Bellos, Olsón, Oto, Plan, Puértolas,
Revilla, San Juan de Gistaín, Saravillo, Señes, Serveto, Sieste, Tella y Torla.
En cuanto a apellidos en Sobrarbe, aparecen: Agut,
Aínsa, Albero, Alfaro, Alfoz, Amalbi, Anelón, Aneto, Angost, Arán, Arasanz,
Arrama, Asín, Aznar, Baguer, Ballobar, Bandrés, Bardaxí, Barrau, Benasque,
Bernardo, Bielsa, Bivo (Vio, Biau, Viu), Blas, Blasco, Bonastre, Boyl, Buen,
Buesa, Buisán, Burgasé, Calvo, Cananer, Canego, Casal, Castro, Cella (Tella),
Ceresuela, Cornel, Cortina, Curto, Damper (Domper), Degui, Del Turco, Domenech,
Don Sanz, Doña Condor, Doria, Dueso, El
Grado, Elsón, Escartín, Falceto, Fanlo, Ferrer, Fexas, Fontaniella, Fonte de
Vila, Fuertes, Gallicia, Garcés, Gavardiella, Gavarra, Gavarre, Gavín, Gensa,
Gerbeto, Grita, Grota, Gruna, Guillermo, Jafant, Jaro, La Buerda, La Carrasca,
La Corona, La Cort, La Crocita, La Litera, La Sala, La Solana, La Terrosa, La
Trocata, La Villa, Labellera, Langost, Lanza, Las Planiellas, Lasala, Lasierra,
Latorre, Latre, Lisa, Lo Plano, Lo Curcho, López, Lotanego, Luxán, Manariello,
Martín, Martínez, Maza, Melero, Miguel, Mirapex, Monclús, Montaner, Morach,
Morer, Mur, Murillo, Nadal, Naval, Navarra, Olbena, Olsón, Oria, Ortiz, Oto,
Palacio, Pascasio, Per, Pérez, Plan, Puértolas, Pueyo, Quintana, Rama,
Raviella, Riu, Rodrigo, Sahún, Salas, San Juan, San Román, San Vicente,
Sánchez, Saraviello, Sarracello, Semolué, Serrablo, Serracello, Serveto, Sessé,
Sin, Sobrarbe, Sobrepeña, Solana, Tensino,
Thomé, Torreciella-Torrecilla, Torres, Vallés, Vélez, Verín, Vicente,
Villamana, Villanueva, Vivo y Ximénez. Muchos de los apellidos mencionados ya
no existen. Algunos se han transformado.
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