Mostrando entradas con la etiqueta pedregadas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta pedregadas. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de julio de 2017

Pedregradas históricas (VIII). CASTEJÓN DE SOBRARBE, agosto del año 1916


 
Sr. director de EL DIARIO DE HUESCA.
En la tarde del 22 de Julio último, y por efecto de una gran tormenta, sufrieron en este término las vides, hortalizas, olivos, etc., algún daño, que si bien no merecían el calificativo de enormes, había de mermarse en parte el rendimiento que el labrador esperaba ansioso.
El 14 de agosto,  por la tarde y sobre las cinco, se presentó una densa nube que, retrocediendo bajo un viento huracanado, descargó granizo y agua en tanta abundancia que tras de haber magullado las uvas de las vides, tirar las olivas y magullamiento de hortalizas, arrastró muchas tierras, dejando muchos huertos llenos de ruejos y arenas, en peor estado que si estuviéramos en el mes de Enero.
El día 15 celébrose la fiesta cívica en este pueblo, a la que asistieron muchos forasteros; fue lo que se dice una buena fiesta por su preparación tan próxima, pero no con aquel regocijo que era de desear, observando en los semblantes una tristeza, debida a la catástrofe del día anterior, caso el más comentado en las conversaciones.
Llegó el día 16, y en lo que media desde las once a las catorce, sufrió éste término tres veces las consecuencias del pedrisco, llegando el momento en que se recogieron piedras del tamaño de un huevo de gallina abierto en dos partes.
Excusado es decir cómo queda este pueblo; la pluma se niega á describir su aspecto.
Ahora pienso en la situación económica del contribuyente por añadidura y se me presentan a la vista estas circunstancias: La cosecha de cereales, regular; la del vino perdido, así como aceite, hortalizas, etc., en vigor las circunstancias del pasado año, sin dejar de vista que se ha de comer, vestir y calzar; todo caro, efecto de esa guerra cruel de Europa, y por añadidura la Hacienda pública reclamando algunas pesetas desde el año 1850; y luego el reintegro al Pósito de unas 4.500 pesetas, próximamente, sin tener en cuenta las obligaciones ordinarias que forzosamente tiene el contribuyente para con el Tesoro.
Puede preguntarse: ¿Con qué recursos cuenta el contribuyente para atender a este número de obligaciones? Yo creo, señor director, que por toda respuesta puede decirse:
¡Con sus fincas y no otra cosa!
¿Y los acreedores? ¡Esto es particular!
Si el Gobierno por su parte no remedia en algo esta grave situación por el momento, sin dejar de vista las subsistencias, se aproxima el día en que este pueblo, si cuenta hoy con 62 vecinos, de los cuales 30 desaparecerán, cerrando sus puertas, para no ser presa del hambre que inminentemente se impone.
José Albás.

lunes, 6 de febrero de 2017

Pedregadas históricas (VII). CASTEJÓN DE SOBRARBE, 26 de julio de 1901


José Albás Buil, secretario del ayuntamiento de Castejón de Sobrarbe
 
Horrorosa tormenta—Piedra—Situación aflictiva—Emigración forzosa.

Sr. Director de EL DIARIO DE HUESCA:

Por mucho tiempo habían aparecido en el horizonte densos nubarrones, que convertidos en tempestades, recorrían las sierras más próximas al límite de esta localidad, sin que en este término, como en otros, regaran el suelo con una sola gota de agua.

Ayer, a las tres de la madrugada, se desencadenó una furiosa tempestad acompañada de impetuoso viento y de tanta abundancia de piedra de grueso tamaño, que en cinco minutos dejó arrasado cuanto a su paso hallaba, semejando hoy nuestro término municipal hallarse en el mes de enero.

¡Qué triste espectáculo!... ¡qué cuadro tan aterrador!... ¡qué porvenir se aguarda a los desconsolados agricultores de este pueblo!... ¡cuántos en días festivos se recreaban, examinando las vides, árboles frutales, las huertas, que por cierto prometían la ayuda y prosperidad en tiempo no lejano, y hoy se ha convertido en su totalidad en un valle de lágrimas.

Las viñas aparecen con los vástagos destrozados, muy mal parados, para la próxima poda; las huertas se proponen ararlas en preparación del próximo año; y sólo con esto, Sr. Director, comprenderá cuánta es la pena que aqueja a los humildes habitantes de esta localidad, sin que nada de cuanto dejo indicado pueda calificarse de ponderación.

Muchos de nuestros habitantes emigrarán, no por rutina, sino por obligatoria necesidad, abandonando sus hogares, para con el producto de su trabajo poder alimentar a sus desconsolados hijos; y los que permanezcan en su morada como meros agricultores, pasarán el año sufriendo una lenta pena, pues por cierto dejarán de ayudar al Tesoro con sus tributos, por serles imposible pagar las muchas cargas que sobre ellos pesan y que se hacen insoportables.

Si a estas desgracias no ayudan los poderes públicos para remediarlas, si no se considera que en este término, como en otros, se le ha privado al labrador de cuanto más falta le hace para ayudar al Tesoro, pues las pérdidas son de grande consideración, tendremos que emigrar todos acosados por el hambre, para satisfacer tan apremiante necesidad lo primero, y luego para contribuir a la Hacienda pública como religiosamente lo hemos verificado siempre.

José Albás Buil

martes, 5 de enero de 2016

Pedregadas históricas (V). PEDRISCO EL 23/7/1899

Puente en Boltaña sobre el río Ara


El año 1899 fue nefasto en el Alto Aragón desde un punto de vista meteorológico. Hoy en día vincularían estos hechos al famoso cambio climático. El pedrisco afectó en diferentes días a diversos pueblos. En lo referente a Sobrarbe, el 23 de julio el pedrisco se ensañó con la zona centro: Boltaña, Aínsa y Labuerda. Esta última localidad también sufrió inundaciones el 7 de agosto. Veamos cómo fue reflejado en la prensa:

Pedrisco en Boltaña. “El Diario de Huesca”, 26/7/1899

Nos escriben desde Boltaña, participándonos que el domingo último descargó sobre aquel término municipal una fuerte tormenta, arrojando piedra con tanta abundancia y con tanto ímpetu que ha producido la pérdida total de la cosecha de vino, destrozando casi por completo la huerta y causando graves perjuicios en todo el término. Explícanse bien tan importantes daños si se tiene en cuenta que muchas de las piedras que cayeron pesaban más de 100 gramos.
El desastre, como es natural, tiene acongojados a los moradores de aquella comarca, especialmente a la clase agrícola que ha visto en un momento destruidos gran parte de sus trabajos y de sus afanes.
 
Noticias de Boltaña. “El Diario de Huesca”, 29/7/1899.
Son muy desconsoladoras las noticias que recibimos de la comarca de Boltaña, y en especial de los términos de Aínsa y Labuerda, relativas a los inmensos daños producidos por el pedrisco del 23 del actual, que arrasó los restos de frutos, principalmente el de la vid, que se habían salvado de la fuerte granizada de igual día del anterior mes de mayo.
Se han perdido totalmente las cosechas de vino y legumbres que son la mayor producción en aquella zona. El país está hondamente preocupado y afligido por las funestas consecuencias del desastre.
El Gobierno debe procurar subvenir al remedio de tan gran calamidad, concediendo los auxilios posibles de que disponga, facilitando la prórroga del pago de las contribuciones y abriendo trabajos públicos en los que puedan hallar ocupación y medios de subsistencia los braceros del campo, que quedan en situación deplorable. Podría al efecto subastar el trozo de carretera de Aínsa a Escalona, obras comenzadas por administración hace más de doce años y paralizadas por completo a pesar de estar satisfecho el importe de los terrenos ocupados para su trazado y su construcción.
Es lo menos que puede hacerse en pequeña compensación de los inmensos daños agrícolas sufridos por aquella comarca.

Asuntos provinciales. De Labuerda, 8 de agosto (“Diario de Huesca”, 12/8/1899)
El día 10 del actual recibimos la siguiente carta, que no ha podido ser publicada durante estos días en que no ha visto la luz “El Diario”.
Hoy lo hacemos para complacer al apreciable amigo y suscriptor que nos la remite y para que sea conocido el texto de la misma, que es como sigue:

¡Horrible tormenta!

Entre una y dos de la tarde del día 7 una tormenta descargó tal cantidad de agua en el término municipal de Labuerda que más bien parecía un diluvio y contra lo que era de temer y en medio de la lluvia tan torrencial las autoridades locales, tanto civiles como militares empezaron a tomar disposiciones para evitar desgracias personales que podían ocurrir en los barrios de la calle Mayor y del barranco, lo que efectivamente sucedió porque el río Cinca y Barranco de San Vicente salieron de su cauce e inundaron la parte baja de la población y arrastrando el furioso elemento muchas de las tierras de labor.
Figúrese Sr. Director, qué situación tan triste es en la actualidad la nuestra; sin tierras para poder cultivar ¿cómo hemos de pagar a la Hacienda lo que como contribuyentes se nos exige? Y ¿qué comeremos después que dos pedriscos dejaron asolados los campos, viñedo, huerta, etc.? Se impone por cuantos medios estén a su alcance que los poderes públicos nos socorran si no nuestra suerte es la emigración. ¿No podrían condonársenos las contribuciones socorrernos también con alguna cantidad del fondo de Calamidades y subastar el trozo primero de la carretera de Aínsa a la frontera? Creo que todo esto se necesita y mucho más para socorrer a este desgraciado país.
Miles de gracias anticipadas se ofrece de Ud. Affmo. s.s.q.b.s.m., -Un labrador, G.B.

En Sariñena, el mismo día que hubo inundaciones en Labuerda, también padecieron una virulenta tormenta de pedrisco:

Sr. Director de El Diario de Huesca:

Escribo a Ud. bajo la impresión más dolorosa que acaso he sufrido en los días de mi vida.
Hasta ayer todo era en este vecindario actividad y alegría. Las gentes del campo habían puesto término a las faenas de recolección de los cereales. Pagaban los arriendos a los propietarios de terrenos de huerta y se consagraban con verdadero afán al cultivo de los verdes, único premio a sus sudores, esperando con fundamento una abundante cosecha de legumbres, caldos y hortalizas, que aseguraba la vida durante el invierno próximo, facilitándoles además recursos para levantar las cargas públicas.
Hoy estamos de duelo; el pan de los pobres ha sido arrebatado por un terrible pedrisco, como otro igual no han conocido los más ancianos: a las cinco de la tarde de ayer formáronse dos tormentas al norte y oeste; el viento que saltó caprichosamente de uno a otro cuadrante, impidió por largo rato el choque de aquellas nubes desoladoras; mas al fin tuvo lugar el encuentro, señalado por un trueno espantoso y las blancas greñas vomitaron sobre la población aterrada y la feracísima vega, montones de piedras la mayor parte de éstas del tamaño de un huevo de perdiz. Las escenas que se presenciaron luego no es fácil describirlas con exactitud; los pobres trabajadores sorprendidos por la tormenta en el campo, llegaban desconsolados contestando a las “buenas tardes” que se les dirigían con un “mejor podían ser” que apenaba; las mujeres lloraban, el pobre párroco iba a rezar el Santo Rosario llevando en su rostro el dolor inmenso que la catástrofe le había producido; y el alcalde con la resolución que es su característica, se encaminaba a la oficina de Telégrafos para comunicar tan terrible suceso ….el texto continúa.
En otras localidades, como en Yebra de Basa, las tormentas veraniegas fueron inusualmente abundantes y violentas.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Pedregadas históricas (IV). PEDRISCO EL 26/7/1895

 

Carta de Sobrarbe
12/8/1895

Sr. Director: En este pueblo de Castejón confiábamos, así como en Olsón, Lamata y otros, en que este año podrían completarse algo las deficiencias de cosechas anteriores, pero hemos visto en pocas horas nuestro gozo en un pozo por consecuencia del pedrisco ocurrido el día de Santa Ana, 26 de julio último, que arrasó los viñedos y concluyó con las hortalizas, que en esta localidad y su comarca son importantes, porque ayudan mucho al pasar de las casas de labradores. Cayó en dicho día piedra en abundancia, arrasándolo todo, y llevando el desconsuelo al vecindario entero.

Hace dos años que por causas varias, de naturaleza cósmica y meteorológica, no se cosecha vino en este país; y cuando veíamos en perspectiva una gran cosecha, cuando comenzábamos a querer medio olvidar nuestros males, en un momento, una furiosa nube nos segó todas las esperanzas.

¿Qué nos resta de hacer? ¿Qué haremos ahora en esta comarca? ¿Pagar? ¿Y con qué pagamos, si es que nada tenemos?

Todos pensamos en la idea de fomentar las Obras públicas. Tenemos la vista fija en esa multitud de proyectos que tientan la imaginación de los pueblos, para la construcción de obras generales, pero no vislumbramos claro el asunto. Tan desgraciados somos en este país, hasta hoy huérfano de representación, que no nos queda otro recurso que sufrir callando. Pero las cosas han llegado a un punto tal, del que no pueden pasar sin grave daño de la población flotante de estos pueblos que está llamada a desaparecer si no viene algo que destruya la influencia letal de la escasez que se divisa y de la miseria que pronto señoreará todo Sobrarbe. ¿Por qué no se emprenden las obras desde Aínsa a Escalona, en aquella famosa carretera electoral de execrable memoria? ¿Por qué los pueblos no piden con insistencia que se construya el trozo subastado por Don Antonio de Caso, desde Escalona a las Devotas, interrumpido contra la voluntad de este señor, contra sus intereses, y contra los de toda esta comarca? Tan solo con estas obras habría lo suficiente para sostener las gentes, y evitar la emigración que amenaza, y que ya ha comenzado a significarse desde seis años acá, porque las cosechas no acuden, y el labrador perece sin medios de defensa.

Y hecha la historia de Castejón, queda bosquejada toda la de la histórica comarca de Sobrarbe, por todos conceptos digna de consideración.

Ya comprenderá todo el mundo que con este orden de cosas, las cargas públicas y los compromisos particulares se han hecho aquí imposibles de cumplir. Quiera o no quiera el fisco, la provincia o el municipio, aquí no se puede hacer efectiva cantidad ninguna. ¿Cómo, si no hay un maravedí en el país?

Suyo afectísimo. –J.A. y B. (Probablemente José Albás y Buil)

domingo, 8 de noviembre de 2015

Pedregadas históricas (III). PEDRISCO EL 7/9/1893


 
Pedrisco fuerte
Según nos comunican de la antigua e histórica villa de Aínsa, cabeza, en otro tiempo, del famoso condado de Sobrarbe, y uno de los factores principales del fundamento del reino aragonés, en la noche del día 7 del actual cayó en sus términos municipales un pedrisco asolador, que vino a destruir totalmente lo poco que quedaba en viñas y huertas, de resultas de la tormenta anterior.
Sabido es que en aquel país las viñas y huertas constituyen el modesto rendimiento que da vida y produce actividad; pues que los cereales ni son abundantes, ni adquieren, tampoco, en su cultivo aquella extensión que en otras partes vemos.
Sirva este dato para patentizar la justificación de atrasos sucesivos al fisco; que es sabido de todos, y en especial de los que allí moran, que en el año actual las contribuciones no podrán satisfacerse en Aínsa, ni los sufridos agricultores encontrarán alivio a sus pesares, y a sus enormes pérdidas.
Destruidas las cosechas, también se destruyen las viviendas.
Publicado en el Diario de Huesca, el 12/09/1893. Hemeroteca de Diario del AltoAragón.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Pedregadas históricas (II). PEDRISCO EL 13/7/1878


 
Tenemos a la vista una carta de Boltaña, en la cual se nos da cuenta detallada del terrible pedrisco que en la tarde y noche del trece del corriente descargó sobre aquella comarca.
Los efectos desastrosos de la calamidad alcanzan a una zona muy extensa en la cual se hallan Arcusa, Castejón de Sobrarbe, Mediano, Pueyo de Araguás, Laspuña, Escalona, Albella, Planillo, San Felices, Lacort, Santa María de Buil, Boltaña y otros muchos pueblos, cuyos términos han sido completamente arrasados, quedando destrozados los árboles y viñedos, y destruida la cosecha de cereales que levantada ya en los campos fue arrastrada por el ímpetu de las aguas torrenciales que inundaron huertas y campos.
El pedrisco duró en algunos pueblos más de una hora, rompiendo cristales y tejados, y hasta las personas y ganados sufrieron contusiones de consideración, lo cual no es de extrañar, porque en la mañana del día siguiente se recogieron piedras que aun pesaban siete onzas (200 gramos).
Son incalculables los daños de esta gran catástrofe que ha venido a aumentar la miseria que por todas partes nos invade, y esto demuestra la necesidad urgente e imperiosa de que el gobierno fomente y desarrolle en grande escala las obras públicas, como único medio de evitar que más de la mitad de la población de esta provincia perezca de hambre o emigre a otros países en busca de trabajo.
¿Será motivo bastante poderoso la desdicha que retratamos para que cesen los apremios y se tenga alguna consideración con esos desgraciados pueblos?

Artículo publicado en EL DIARIO DE HUESCA, el 18/7/1878, páginas 4-5

lunes, 17 de agosto de 2015

Pedregadas históricas (I)


Hoy comienza un nuevo apartado en este blog, relacionado con los desastres motivados por el granizo de tamaño grueso, popularmente conocidos como pedregadas. En la actualidad está de moda el cambio climático y el afirmar que los fenómenos meteorológicos extremos son más abundantes que en el pasado.

Los políticos, arquitectos e ingenieros lo tienen fácil. Cuando se produce un desastre natural provocado por una riada argumentan que la culpa es del cambio climático o que el cauce del río está con mucha vegetación. Nunca asumen responsabilidades. Es una barbaridad permitir nuevas construcciones en las llanuras de inundación de ríos y barrancos, o en abanicos aluviales activos. Tarde o temprano se va a producir una inundación en estas zonas. No podemos dominar la naturaleza a nuestro antojo; el atrevimiento se acaba pagando.
Personalmente pienso que no ha habido un incremento de los fenómenos meteorológicos adversos, ni siquiera ha aumentado su virulencia. Para realizar esta afirmación me baso en los datos históricos registrados en la comarca de Sobrarbe. A lo largo de sucesivas entregas iremos viendo algunas catástrofes naturales que en su día provocaron graves afecciones sobre la economía familiar de las gentes de este país.
En Sobrarbe hubo unas lluvias excepcionales en el último tercio del siglo XVIII. Fueron tan destacadas que incluso cambiaron la fisonomía del paisaje. En cuanto a pedregadas, en el año 1791 el cura de Araguás y El Pueyo afirmó:
Ningún perjuicio, gracias a Dios, sufren estos feligreses de El Pueyo y Araguás en lo espiritual, pero en lo temporal padecen mucha indigencia porque de muchos tiempos a esta parte son pocos los años que no experimentan furiosas granizadas que los tienen abrumados y consumidos. De no ser así serían los más dichosos en lo temporal, por ser una gente lo más aplicada al trabajo y de la mejor conducta
En Mipanas también se registraron importantes pedregadas en el siglo XVIII:
El rector Cuello dejo escrito: “El día 22 de setiembre del año 1739, por la noche, cayó una horrorosa pedriada, que causó muy notable daño en huertas, olibas y ubas. Empezó antes de Mipanas y prosiguió más adelante, no sé hasta dónde”.

El rector Martín Cano anotó: “El día primero de septiembre del año 1771 cayó otra pedriada por la noche y peló los árboles y demás. Abarcó todo el monte, desde la cruz del camino de Paúl... Se encontraron bajo los árboles y matas, y trajeron los hombres a docenas, pájaros, perdices, perdiganas, conejos y otros animales. Se recolectaron luego las ubas chafadas, las olibas....”

Continuará.