El bienhechor Don Juan de Broto y Fumanal (actual casa Pallás de Guaso, barrio de El Grado),
había costeado una capilla en la iglesia parroquial de su lugar de residencia, para lo cual se le había
concedido previamente una licencia desde el obispado de Barbastro. El referido
Juan de Broto solicitó otra licencia para poder enterrarse en su capilla y
hacer un carnerario para que fuera colocado su cuerpo, el de su esposa Dª
Josefa Villacampa y el de sus descendientes o sucesores por recta línea.
El día 5 de
octubre del año 1687, Fray Francisco López de Urraca, obispo de Barbastro,
concedió el permiso para realizar el carnerario y poder enterrar en él a las
personas solicitadas. Dio orden al rector o regente de la parroquial de Guaso
para que se respetara esta decisión en lo sucesivo. Firmaron el documento Fr.
Francisco, obispo de Barbastro, y Juan Matheo Sanz, su secretario.
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