martes, 13 de marzo de 2018

LA MEMORIA DE SOBRARBE. Los archivos de las casas de Sobrarbe.


En el último boletín de DARA (Documentos y Archivos de Aragón), Novedades nº 18, páginas 20-21, enero 2018, me han publicado un artículo titulado “La memoria de Sobrarbe”. Agradezco que desde DARA me ofrecieran colaborar con un artículo.

Enlace al boletín:
Los papeles de la Casa: archivos personales y familiares aragoneses.

Este es el texto:

A partir de la segunda mitad del siglo XVI los notarios comenzaron a dar copia en papel de los documentos que generaban, lo que favoreció que se generalizara la creación de archivos familiares.
En la época medieval, y primera mitad del siglo XVI, debió ser poco usual la realización de copias de documentos. En aquellos momentos los asuntos más importantes quedaban reflejados en pergaminos que, en la mayor parte de los casos, fueron reaprovechados una vez que la información que contenían dejó de ser útil.
En Sobrarbe son muy escasos los pergaminos en casas particulares, salvo excepciones, como en una vivienda de Guaso en la que hubo más de medio centenar (ahora están en Barcelona, junto con sus propietarios). En ellos se habla de compraventas, capitulaciones matrimoniales, homenajes al señor del pueblo, préstamos, etc., datados entre 1455 y 1550.
Del siglo XVI al XIX se fue acumulando documentación que se conservaba en un arca, a veces arqueta. Estos papeles eran muy importantes cuando el dueño de la casa era infanzón, porque con ellos podía demostrar una nobleza que le reportaba beneficios económicos y sociales. Los documentos tenían gran valor y estaban guardados bajo llave. A veces los procesos de infanzonía y las compraventas provocaban la transferencia de documentación de una casa a otra, servían para unos y dejaban de tener utilidad para otros.
Antiguamente, los notarios guardaban en su casa los protocolos notariales que iban generando. Los protocolos eran heredados entre familiares notarios, a instancia y mediante aprobación del concejo del que dependían. En la segunda mitad del siglo XIX se crearon los archivos notariales, pero muchos de estos archivos particulares se mantuvieron, al menos en parte. Hay varias familias de Sobrarbe que conservan unos pocos protocolos generados por sus antepasados.
En el siglo XX, la Guerra Civil supuso un momento crítico para estos archivos, muchas familias acomodadas lo pasaron mal e incluso decidieron quemar sus documentos familiares para evitar problemas con los elementos republicanos más exaltados que constituían una minoría, pero a su vez eran los que tenían mayor poder decisorio.
En la zona de Bielsa y Broto la guerra fue más cruenta e incluso, en 1938, fueron incendiadas muchas casas, unos dicen que debido a los bombardeos de los sublevados, otros indican que fue el resultado de una política de tierra quemada aplicada por los que iban en retirada.
Una vez acabada la guerra, la pobreza, a veces miseria, se instaló en el territorio. En muchas casas los papeles viejos dejaron de valorarse, a veces fueron utilizados para encender el fuego, incluso se llegaron a usar como papel higiénico. Algunos archivos se salvaron gracias a que fueron olvidados en la falsa o desván, como algo inútil; en algunos casos las ratas y las goteras deterioraron documentos.
En los años 60 la despoblación se cebó con amplias zonas del territorio. La mayor parte de los que marcharon no se llevaron consigo los viejos papeles. Algunos los quemaron y otros los abandonaron a su suerte. Los anticuarios fueron pasando por las casas abandonadas. Se llevaban también la documentación antigua que luego vendían a precio de papel. Un vecino de Banastón compró, en los años setenta, documentos de casas de Clamosa y Puy de Cinca, en su mayoría del siglo XIX y primer tercio del XX.
En el presente se estiman de nuevo los documentos antiguos, ahora se les da valor económico, histórico y familiar. Hemos pasado al otro lado de la balanza, se valoran tanto que no se considera adecuado que se sepa de su existencia e incluso se cree inapropiado que otros, ajenos a la casa, obtengan información de ella. Conozco varios casos de familias que poseen documentos antiguos y no quieren que sean estudiados.
Tengo la suerte de haber accedido a la consulta de más de 20 archivos particulares, pertenecientes en su mayoría a familias de la mitad sur de Sobrarbe, que es la zona que mejor conozco. Su conservación y amplitud documental difiere mucho de unos a otros. En cuanto al contenido de estos archivos, es de tipo económico y genealógico, reflejando importantes datos de la evolución de la casa y de las personas que en ella vivieron, su estatus social. Abundan los capítulos matrimoniales, dotes, compraventas, ejecutorias y reconocimientos de infanzonía, testamentos, beneficios, censales, etc. A veces aparece otro tipo de información más curiosa como hijos donados, oficios peculiares, contratos para librarse de realizar el servicio militar, etc. Otras veces se conserva información municipal o de los concejos y sus actividades; hay que tener en cuenta que en muchas localidades no hubo archivo municipal hasta llegado el siglo XIX. También es de destacar la correspondencia familiar, y los libros de cuentas, habitualmente ligados a casas con buen nivel económico, generalmente de los siglos XVIII a XX.
En definitiva, los archivos familiares constituyen una herramienta fundamental para elaborar la historia local, contribuyen a un mejor conocimiento del devenir histórico de nuestro territorio.

2 comentarios:

antoniorayacasado dijo...

Enhorabuena por tu trabajo de documentación y conservación de la historia, adelante con nuevos retos, saludos.

Jesús Cardiel Lalueza dijo...

Gracias, Antonio, ¡saludos!