Casa de los Villacampa de Laguarta. |
Hasta
no hace muchos años, cuando un hombre y una mujer se iban a casar realizaban
ante notario un contrato o capitulaciones matrimoniales. En dicho contrato
quedaban reflejados los detalles económicos del enlace, y cómo se debería obrar
en los distintos supuestos. Uno de los cónyuges aportaba al matrimonio el
patrimonio de sus padres y era declarado “heredero universal”, y el otro
(en las casas buenas normalmente la mujer) traía la dote que era proporcional al nivel económico de
la casa a donde iba a vivir. También se daba el caso de los que se casaban
“solteros”, es decir, ninguno de los cónyuges aportaba al matrimonio el
patrimonio inmueble de los padres, ninguno era “heredero universal”, recibiendo
ambos una dote de su familia de origen y fundando nueva casa en el pueblo o
emigrando a otras tierras.
En
el siglo XVII las casas buenas de Sobrarbe solían dar como dote dinero (varios
miles de sueldos jaqueses), una taza de plata, una olla de cobre, ajuar y arca
con su cerradura. Las casas modestas aportaban menos de 1000 sueldos jaqueses,
las buenas entre 2000 y 6000 sueldos jaqueses y las casas de la “alta sociedad”
estaban por encima de los 10000 sueldos, habiendo casos excepcionales que
superaban los 50000 sueldos jaqueses.
Hoy
voy a hablar de la dote que recibió Mariana de Broto, natural de Guaso, en su
barrio de El Grado. Mariana nació en el seno de una familia rica y la dote que
recibió para su matrimonio estuvo acorde al nivel económico de la casa a la que
fue a vivir en la localidad de Laguarta. En el año 1673 se realizaron los
capítulos matrimoniales entre Gerónimo Villacampa y Mariana de Broto,
domiciliados en el lugar de Laguarta, valle de Serrablo.
Gerónimo
Villacampa, el contrayente, era hijo de
Úrbez Villacampa e Isabel Maza de Lizana, cónyuges, él natural de Laguarta y
ella de San Juste, Señores de los lugares de Borrastre, San Juste, Ligüerre de
la Ribera de Fiscal y de las pardinas de Gabarre, Villanueba, Torrellula,
Espatialla, Fray Gabilans y Maez, situadas en dicha Ribera de Fiscal.
Gerónimo
Villacampa era nieto por vía paterna de Pedro Villacampa Villacampa e Isabel
Villacampa Ximénez, vecinos de Laguarta, Señores del lugar de Artosilla y
Pardina de Salillas. Por vía materna era nieto de Juan Francisco Maça de
Liçana, vecino y Señor de San juste, y de Paciencia Barrau de La Laguna,
natural de Ceresuela. Vemos que era una familia destacada de la “alta sociedad”,
señorial.
Mariana
de Broto y Juste, la contrayente, era hija de Pedro de Broto y Petronila Juste,
vecinos de Guaso, en su barrio de El Grado; todos ellos infanzones. Mariana
aportó al matrimonio (le dio su padre), en concepto de dote, 12000 sueldos
jaqueses, una taza de plata dorada, vestidos, cama de ropa, cofre con sus
jocalias y demás menudencias acostumbradas. En un papel aparte quedó concretado
el ajuar, principalmente ropas, que aportaba la novia. El documento en cuestión
no está completo y por tanto no es posible saber todo lo que trajo la novia a
su nuevo hogar. A Mariana de Broto le
dieron sus padres un colchón, dos mantas cardadas, un cobertor de paño anaranjado,
dos sábanas de lienzo, una delante cama de vete, cuatro almohadas de florete
con sus fundas de lienzo, media docena de servilletas francesas, una tabla de
manteles franceses, una toalla labrada con hilo blanco, cinco camisas con
cuerpos de lienzo y faldas de cáñamo con sus bandas, cinco camisas con cuerpos
de tela y faldas de lienzo, dos camisas de cáñamo con sus bandas, un delantal
fino azul y blanco, tres delantales anaranjados y verdes, cuatro pares de
zapatos de cridoban, …..abarcas, tres
cofias bordadas de seda, una cofia de estopica de cambra y bordada con hilo de
oro y seda, dos caspillos blancos con sus bandas, dos volantes de seda con sus
bandas finas, un volante de seda y plata, dos de espormilla (uno con banda
fina y el otro con banda de hilo de lino), tres cofias de gasa con banda fina,
un par de cariñanas (la una de gasa con su banda fina y negra, y la otra de seda
fina), dos balmas de hilo de lino, una basquiña de paño, una basquiña con su
labor de jamelote pardo guarnecido con puntilla de seda negra y su fusbistno, dos guardapiés azules de paño
de casa con puntilla de lana, un guardapiés de cordellate francés verde con
puntilla de lana, un guardapiés de cordellate, tres guardapiés con puntilla de
seda, un vestido de prematica de seda
de color anaranjado, un manto de seda hecho a la capona, un jubón de rasilla
azul guarnecido con puntilla de lana negra, una Virgen del Pilar de plata
sobredorada, dos sábanas de tela con sus encajes y dos mazetas.
Se
observa cómo con el tiempo han cambiado algunos nombres de las ropas y también
su diseño, diferentes a los actuales. Por ejemplo un guardapiés me imagino que
será el equivalente a los calcetines. La cofia sería un paño para cubrir la
cabeza.
Antiguamente
las ropas tenían mayor valor puesto que era costosa su elaboración manual.
Cuando se hacía un inventario de una casa se reflejaban todas las ropas
existentes en ella. Ahora la mayor parte de las ropas usadas carecen de valor.
2 comentarios:
El término guardapiés es similar a saya o basquiña, era una falda exterior. Aun perdura en la indumentaria valenciana haciendo referencia a faldas de seda, de buena calidad
Marian, gracias por tu aclaración.
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